HACIA UNA SOCIEDAD POSCAPITALISTA
Comando Central (ELN)
La rebelión contra la extinción del planeta y sus especies,
reclama otra visión sobre la economía y otro modelo
productivo, sin dejarse distraer por el capitalismo verde
con el que esquivan las transformaciones de fondo, que
evitarían el colapso que sobreviene.
El sistema capitalista impone su visión de la economía para
acumular ganancias de una ínfima minoría que no cesa de
enriquecerse, mientras empobrece y excluye a la mayoría;
cuando la economía debe estar al servicio de generar
bienestar para toda la sociedad. Tal modelo de capitalismo fósil
explota desenfrenadamente los bienes naturales y promueve el
hiperconsumo, con procesos que destrozan, contaminan y llevan al
colapso a la Madre Tierra. De este daño acumulado nace la crisis del
clima, que se analizan en conferencias de la ONU como la COP28,
que se realiza actualmente en Dubái.
El sistema imperante en vez de resolver las causas del desastre
planetario, inventa paliativos que prolongan la agonía, los que
se puede denominar como capitalismo verde; entre ellos está la
falacia de “pagar para seguir haciendo daño”, en la que ingenian
pagos irrisorios a los países que más sufren el desastre climático,
mientras que las potencias prosiguen dañando el planeta. También
aplican la fórmula de “dañar y culpar a otros”, con la que achacan el
daño ambiental al consumidor y no a los monopolios económicos
ensañados en expoliar y quemar bienes naturales; a la que agregan
la magistral jugada de “dañar y encubrir”, que corre por cuenta de
los Estados, al estos asumir responsabilidades que les competen a
los grandes capitalistas agenciadores de la crisis medioambiental.
El futuro está en la lucha por una sociedad avanzada en la que se
desarrolle el real concepto de economía, al servicio del bienestar
mayoritario y donde la producción se realice con respeto a la Madre
Tierra; dejando atrás el pasado en el que se agiganta la miseria, para
que a la minoría ultra rica se le desborden las ganancias. Solamente
la movilización de la gran mayoría podrá darle más valor a la fuerza
de las comunidades, por encima de las estructuras estatales y podrá
diseñar una sociedad más allá del capitalismo, con carácter agrario
en la que se supere la aglomeración de las grandes urbes.