Himelda Ascanio
La figura del Alto Comisionado para la Paz siempre ha
sido polémica, el país recuerda al nefasto Ceballos y
ahora le compite por el puesto de ser el peor de todos, Otty
Patiño, quien se destaca por su guerrerismo, corrupción
y servicio a intereses extranjeros.
Patiño, contrario a su función, niega a los colombianos y
colombianas el derecho a construir y participar del proceso de
paz. Pues se ha encargado de priorizar negocios utilizando su
cargo, manipulando los procesos y vinculando a sus corruptos
socios para quedarse con recursos de la paz o de supuestas acciones
humanitarias. Todo ello con la aprobación de los Estados Unidos,
a quienes no les importa en lo más mínimo que Colombia logre
desarrollar un proceso de solución política al conflicto.
Para el caso de la Mesa de Diálogos con el ELN, Patiño, desde que
fue jefe de la delegación del gobierno, intentó dilatar los temas
humanitarios, tanto que no se cumplieron. A la par que desarrollaba
el plan para diseñar y crear rupturas al interior del ELN. Después,
al ser nombrado Comisionado, su tarea principal consistió en crear
una supuesta disidencia, sin importar la perfidia en la que incurre el
Gobierno colombiano con este delito.
El plan de sabotear el proceso de paz hoy tiene la Mesa congelada,
por el incumplimiento, la clara violación a lo acordado en la Mesa al
pasar por encima de la contraparte y burlarse de la institucionalidad
del proceso. Otty no hace la paz con nadie, porque lo suyo es la
guerra, por eso crea nuevos grupos paramilitares.
Guerra mediática y desinformación
Si se trata de promover la guerra, para eso están las empresas de
comunicación propiedad de las poderosas mafias, que fusionan el
capital parasitario con los clanes regionales. No importa el discurso
escueto y desprovisto de argumentos, basta con expresar una idea
en dirección contraria a la paz, para que inmediatamente todos los
falseadores de información hagan su trabajo, disparar a las mentes
y generar odio.
Las grandes empresas de desinformación le hacen el coro a Patiño,
sin importar que sea parte del gobierno al que tanto atacan, lo hacen
porque dentro del gobierno hay fieles representantes del viejo
régimen, que llevan una agenda dictada desde el Departamento de
Estado de los EEUU.
La matriz traza la línea, no hay investigación necesaria y tampoco
se necesitan pruebas. Ocultan las denuncias y por esto, ninguno
de estos grandes medios se ha dado a la tarea de investigar a
funcionarios como Álvaro Jiménez, ni la vinculación de su empresa a
la misma Oficina del Comisionado, ni los contratos autoadjudicados
o los negocios de minería que están transando en Nariño.
Todavía hay tiempo
Llama la atención que Petro arriesgue y someta una de sus
principales banderas presidenciales la llamada “Paz Total”, dejándola
en manos de Patiño y sus secuaces, donde tristemente se evidencia
la corrupción y la mano gringa moviendo el tablero e impidiendo
construir un proceso serio y realmente participativo.
Una lástima que un gobierno de extracción popular al que el pueblo le
entregó un Mandato por los Cambios, esté enterrando la posibilidad
de discutir el país colectivamente y con el protagonismo de los
históricamente excluidos. El pueblo volverá y seguirá expresándose,
movilizándose y luchando como lo ha hecho, también históricamente.
Sin embargo, el daño de no concretar los cambios proyectados, mella
la confianza de todos y todas.
La solución política al conflicto, la salida dialogada, discutiendo las
causas que originan la guerra, de cara al país y proyectando al poder
constituyente del pueblo, no se hace con promotores de la guerra
como el que Petro encargó para desarrollar la paz.
Asesinados de la semana
Gilberto Iván Quinto, era firmante del Acuerdo de Paz, quien
hizo parte del ETCR Los Monos, Caldono, Cauca (Carlos Perdomo),
además, era escolta tercerizado de la Subdirección Especializada de
Seguridad y Protección; fue asesinado el 25 de agosto en medio de
un partido de fútbol en San Andrés de Pisimbala de Inzá.
El 25 de agosto, cinco personas fueron asesinadas en una zona rural
de Puerto Rico, Caquetá.
Óscar Javier Guerrero, era un reconocido líder social y actualmente
se desempeñaba como presidente de la Junta de Acción Comunal de
la vereda Corocito en el municipio de Tame, Arauca; fue asesinado
el 27 de agosto en la zona conocida como Caño El Gualabao en el
sector de La Herradura, jurisdicción del municipio de Tame, Arauca.
Luz Berilia Chalá Córdoba, era una reconocida lideresa social y
defensora de DDHH, además, formaba parte de la Red de Madres
y Cuidadoras de Jóvenes Asesinados en Quibdó; fue asesinada el 28
de agosto por sicarios al interior de su establecimiento comercial
ubicado en el Barrio Huapango de la ciudad de Quibdó.
Carlos Andrés Ascue Tumbo, era un reconocido líder, Guardia
activo y actual coordinador Pedagógico del Consejo Educativo Local
del Resguardo Indígena de Pueblo Nuevo ubicado en el municipio
de Caldono, Cauca; fue asesinado el 29 de agosto con arma de fuego
en una estación de servicio ubicada en el corregimiento El Pescador,
zona rural del municipio de Caldono.
Jorge Ávila, era un reconocido líder social, quien desempeñaba la
labor de “sembrador de comunicación no violenta” en zonas con
Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), impulsados
por USAID y otras organizaciones; fue asesinado el 30 de agosto en el
corregimiento de Puerto Bélgica en zona rural de Cáceres, Antioquia.