Delegación de Diálogos del ELN Caracas, 11 de abril de 2024
Damaris Izaguirre
En la década del noventa del siglo anterior el estado de
los embalses disminuyó considerablemente y obligó a un
racionamiento eléctrico en gran parte del país; ahora la
historia se repite y nos lleva a un racionamiento de agua,
¿es culpa del clima o del capitalismo?
La actual sequía que afrontan los embalses que alimentan las
hidroeléctricas. que generan gran parte de la energía eléctrica
que consumimos diariamente, se lo atribuyen al Fenómeno del
Niño y lo hacen ver como si fuera algo fortuito y sin ninguna
relación con los hábitos de consumo y producción industrial al que
nos somete el capitalismo, y que desde luego solo beneficia a un
reducido grupo de acaudalados magnates.
El capitalismo nos ha llevado a una explotación desmedida de
los recursos naturales y desarrolló una industrialización, que ha
conducido a que sobrepasemos los límites permitidos de gases
contaminantes, lo que ha acelerado los procesos de destrucción del
medioambiente; en este sentido el cambio climático es una realidad
innegable, que día a día incrementa los estragos sobre el clima y
el medioambiente, sometiéndonos a fenómenos cada vez más
devastadores en términos de contundencia y ocurrencia, las sequías
son más seguidas y prolongadas, los terremotos son más frecuentes
y destructivos, entre otros.
Esta crisis nos obliga a dejar a un lado los discursos demagógicos,
para pasar a medidas contundentes y estructurales, como acabar
con la utilización de combustibles fósiles, la megaminería a cielo
abierto, la ganadería extensiva, entre otros; desde luego, ningún
Estado va a tomar medidas que cambien el modelo económico o
que tambaleen su amado statu quo.
Superar la crisis medioambiental y evitar la destrucción del planeta
no se logra con ‘pañitos de agua tibia’, lo primero que debe quedar
claro es que la responsabilidad sobre esta debacle recae sobre el
sistema capitalista, que está destruyendo el planeta y nos tiene
a punto de traspasar la delgada línea del No Retorno. Salvar el
planeta es cuestión de todos, pero no esperemos que los Estados u
organismos multilaterales funcionales al modelo capitalista, realicen
las trasformaciones estructurales, que se necesitan para salvar el
planeta. Somos Los Nadie, los que estamos llamados a movilizarnos
y a través de la lucha popular, realizar las transformaciones
estructurales que requiere la humanidad, para tener una vida digna
y salvar el planeta de la extinción