
Frente de Guerra Nororiental
El Catatumbo históricamente región marginada y
estigmatizada, donde la narrativa mediática oculta la
conflictividad regional, producto de la imposición de planes
extractivistas y agroindustriales que favorecen a las élites
económicas y los clanes políticos (…)
La ‘Casa de trueno’ con lo llama el pueblo Barí, a través
de la Caravana Humanitaria Abracemos al Catatumbo,
se organiza y manifiesta que:
“La paz debe ser entendida como la profundización
de la justicia social y como expresión de cumplimiento
de los acuerdos”. Cuestionan la salida militar y el plan
contrainsurgente impuesto por Petro, siguiendo los mandatos
de Estados Unidos, que dan continuidad a la Seguridad
Democrática de Uribe.
El Catatumbo históricamente región marginada y
estigmatizada, donde la narrativa mediática oculta la
conflictividad regional, producto de la imposición de planes
extractivistas y agroindustriales que favorecen a las élites
económicas y los clanes políticos, quienes aliados con las
Fuerzas Militares y paramilitares asesinan, desplazan y
usurpan a las comunidades.
El 67 por cierto de los habitantes están en la parte rural,
en su mayoría indígenas y campesinos, y el 33 por ciento en
los cascos urbanos. Esta región tiene los peores indicadores
sociales superando el promedio nacional en pobreza
monetaria, mortalidad infantil, cobertura de servicios
públicos y saneamiento básico. No cuenta con Unidades
Básicas de Atención ni con hospitales de tercer y cuarto
nivel de complejidad [1].
El 95 por ciento de las personas viven del empleo informal, el
desempleo rural alcanza la cifra del 50 por ciento. Las pésimas
condiciones de infraestructura vial perpetúa el aislamiento
con los centros urbanos, los campesinos no cuentan con
programas y políticas que garanticen su sostenibilidad en
condiciones dignas, no hay oferta de asistencia técnica,
líneas de créditos, incentivos, seguros o apoyos normativos
que promuevan la producción y comercialización de sus
productos, con los Tratados de Comercio lesivos el pago por
los productos no retribuye el trabajo y recursos invertidos.
Las verdaderas amenazas para El Catatumbo
El pueblo Barí sufrió la segunda arremetida de los extranjeros
con la colonización petrolera en 1905, cuando la familia del
Expresidente Virgilio Barco, entregó la Concesión Barco a la
Colombian Petroleum Company (Colpet) y la South American
Gulf Company (Sagoc).
Producto de las luchas de los obreros petroleros en 1955
pasó a manos de Ecopetrol, pero el beneficio siguió siendo
para pocos. La cuenca del Catatumbo tiene una reserva de
450 millones de barriles de petróleo y 500 giga pies cúbicos
de gas, concentrados en Tibú, Puerto Santander y Oripaya.
La Agencia Nacional de Hidrocarburos en 2015, tituló 337
mil hectáreas para explotación y 224 mil hectáreas están en
proceso de adjudicación, otorgados por concesión entre 30 y
40 años.
La Agencia Nacional de Minería (ANM) en el 2013 adjudicó
17 concesiones a la empresa Leyhat Colombia Sucursal
y Hernando Luis Jácome, sobre 25.294 hectáreas para
exploración y está en ejecución en 2.000 hectáreas para la
explotación de oro en los municipios de La Playa, Ábrego,
Hacarí, Ocaña, Convención, Teorama, Sardinata y Bucarasica
con vigencia a 30 años, además se busca explotar uranio,
torio, niobio, tantalio, vanadio y circonio. A la empresa
canadiense Greystar entregó en concesión 5 títulos que
cubren un área de 6.078 hectáreas en los municipios de
Cucutilla, Pamplona, Mutiscua, Silos, en zonas aledañas al
Páramo de la Discordia con vigencia de 30 y 37 años [2].
El carbón es otro de los eslabones económicos del departamento,
produce anualmente 1.750.000 toneladas, de las cuales el 80
por ciento se entrega a mercados como Estados Unidos y la
Unión Europea. Cuenta con una reserva de 630 millones de
toneladas. En La Gabarra, la Sociedad minera La Esmeralda
Ltda. posee un título sobre 4.000 hectáreas para explotar
alrededor de 18.756.656 toneladas de carbón a cielo abierto
sobre Río de Oro y La Esmeralda [3].
Según la estadística minera de 2017 en los municipios de
Sardinata, El Zulia, Cúcuta, Bochalema, San Cayetano y
Salazar de las Palmas, existen 633 títulos vigentes para
la explotación de coltán que cubren 193.799 hectáreas,
distribuidos en 20 proyectos en exploración, 74 en
construcción y 539 en solicitudes de legalización [4].
Con el desplazamiento masivo en la región del Catatumbo,
empresas como Bioagroindustrial de Colombia, Ecopalma,
Inversiones Palma de Oriente, Ganadería Puerto Rico Ltda
y Cypag, familias como los Gutiérrez de Piñérez y Alvarado
Yáñez aprovecharon para concentran más de 10 mil
hectáreas de tierra en contubernio con la gobernación de
Norte de Santander mediante el Proyecto de Protección de
Tierras y Patrimonio de la extinta Acción Social. En 2009,
se identificó la adquisición de 232 predios por parte de 77
personas. Una de ellas compró 47 predios.
De las más de 21 mil hectáreas de tierra que eran utilizadas
para la seguridad alimentaria de los habitantes del Catatumbo,
hoy están destinadas a la agroindustria de la palma aceitera;
iniciativa liderada por la Hacienda Oleoflores, que adquiere
el fruto y lo procesa en Codazzi, y quien construyó la planta
en Campo Dos, frente a la Base Militar para protegerla. Esta
empresa es propiedad de Carlos Murgas, el zar de la palma y
ex ministro de agricultura en los inicios del Plan Colombia.
También es propietario del 51 por ciento de la planta, proyecto
que se robusteció después de las fumigaciones aéreas con
glifosato, que contaminó las fuentes de agua, provocando
enfermedades y destruyendo los cultivos de pancoger y las
plantaciones de cacao.
Los procesos sociales desde sus espacios de organización
y articulación han sido los sujetos transformadores del
Catatumbo, desde el Paro de 1987 vienen dando respuestas
a demandas sociales, sin embargo, hay una cantidad de
acuerdos incumplidos por los gobiernos de turno, el mismo
destino que lleva el actual Pacto Social por la Transformación
Territorial del Catatumbo
¡Colombia… para los trabajadores!
¡Ni un paso atrás… liberación o muerte!
De las más de 21 mil hectáreas de tierra que eran utilizadas
para la seguridad alimentaria de los habitantes del Catatumbo,
hoy están destinadas a la agroindustria de la palma aceitera;
iniciativa liderada por la Hacienda Oleoflores, que adquiere
el fruto y lo procesa en Codazzi, y quien construyó la planta
en Campo Dos, frente a la Base Militar para protegerla. Esta
empresa es propiedad de Carlos Murgas, el zar de la palma y
ex ministro de agricultura en los inicios del Plan Colombia.
También es propietario del 51 por ciento de la planta, proyecto
que se robusteció después de las fumigaciones aéreas con
glifosato, que contaminó las fuentes de agua, provocando
enfermedades y destruyendo los cultivos de pancoger y las
plantaciones de cacao.
Los procesos sociales desde sus espacios de organización
y articulación han sido los sujetos transformadores del
Catatumbo, desde el Paro de 1987 vienen dando respuestas
a demandas sociales, sin embargo, hay una cantidad de
acuerdos incumplidos por los gobiernos de turno, el mismo
destino que lleva el actual Pacto Social por la Transformación
Territorial del Catatumbo.
¡Colombia… para los trabajadores!
¡Ni un paso atrás… liberación o muerte!
Frente de Guerra Nororiental
Comandante en Jefe Manuel Pérez Martínez
Ejército de Liberación Nacional de Colombia
Montañas del Nororiente
Febrero 9 de 2025