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Damaris Izaguirre

Las condiciones de sumisión, pobreza y desigualdad que da origen al alzamiento armado de la década del 60, aún se mantienen y legitiman la insurgencia revolucionaria y la lucha popular por la construcción de un país más justo y equitativo.

El 4 de julio de 1964 un grupo de hombres en las montañas de Santander, decidieron con una marcha dar inicio a una gesta libertaria, que desde entonces y hasta ahora buscaba construir un nuevo país, con bases socialistas, un mundo donde quepamos todos, donde prime la equidad y la justicia social. Así surgió hace 61 años, el Ejército de Liberación Nacional (ELN), y desde entonces ha estado insertado en la sociedad, evitando que el Estado continúe con su yugo opresor sobre las comunidades, a la par que las multinacionales en colusión con los paramilitares, para llevar a cabo el despojo y explotación de la tierra y los bienes naturales.

La lucha elena aporta a sentar las bases de un proceso emancipatorio de lucha popular, que construya una nueva sociedad donde quepamos todos y donde la explotación del hombre por el hombre desaparezca, una sociedad donde Los Nadie tengan voz, en una nación soberana y democrática.

El ELN no es una causa sino más bien una consecuencia de las condiciones socioeconómicas y políticas, que desde hace centurias aquejan a la gran mayoría de la población, en este contexto, él es una célula formada al interior de las comunidades colombianas, que enfrentan el abandono y orfandad estatal en que se encuentran.

En tiempos pasados y actuales se hace más que evidente que nuestro país no es libre y mucho menos democrático, está preso de un régimen que defiende el statu quo y legista en favor de los intereses clasistas de los oligopolios y los intereses geopolíticos del Tío Sam; por ello, es inaplazable la consolidación de una fuerza popular que confronte al opresor, no importa las banderas o colores que muestre el opresor, pero mientras sus acciones sean contrarias a los intereses populares, hay que consolidar la unidad popular y gestar una lucha por la definitiva independencia de nuestro país. En este contexto y seis décadas después, como fuerza insurgente nos disponemos a continuar con nuestros ideales fundacionales vigentes y fundamentados por el VI congreso, que nos ratifica y consolida para continuar siempre junto al pueblo.