MEMORIAS DEL CAPITÁN MAURICIO, EL BOLCHEVIQUE (PARTE II)
Insurgente, Tomás García Laviana
Presentamos la segunda entrega de un texto que rinde
homenaje Capitán Mauricio y a su vez es una pieza
relevante en la construcción de la memoria histórica
colectiva, que es muy disímil a la construida por el
establecimiento, pero está más cerca al sentir popular.
III
Déjame ver la cámara. ––me dice Mauricio mientras
organizábamos los morrales para emprender el camino.
Era una cámara digital Sony, compacta, silenciosa. Al
conductor guerrillero le atraía el universo de la imagen
fotográfica como medio perfecto de expresión. Asimismo, estaba
interesado por aprender sobre contenido, y aspectos técnicos que
involucran una fotografía. Sí, el don divino para captar momentos
inolvidables.
Cuando le estaba entregando la cámara me pregunta:
––¿Es verdad que existen fotos de los Bolcheviques del 29?
Le respondí: ––Tengo cuatro o cinco, son de color sepia, se ven las
huellas de las bombas del levantamiento armado, entre ellas hay
un retrato de Pedro de Narváez uno de sus principales líderes, una
foto de un Bolchevique junto al depósito de bombas artesanales que
utilizaron en la insurrección, la de otro líder asesinado con el rostro
golpeado, y una donde están reunidos siete integrantes del grupo.
––mientras se saboreaba un puñado de hormigas culonas, y con una
oscilación del dedo índice, me expresa:
––El dolor de la historia es inmenso. ––y me precisó:
––A la próxima, me traes una copia de esas fotos.
Percibí, que el comandante Mauricio había incorporado a su arcilla
la heroica lucha del movimiento Bolchevique. Trecientos quijotes
que en unidad de acción artesana y campesina avanzaban por
cuatro lugares diferentes en la madrugada del 29 de julio de 1929,
para arrebatarle a la élite departamental los principales puestos de
autoridad del municipio de El Líbano Tolima.
––»¡Tenemos hambre, viva la revolución!». ––gritaban los insurrectos,
creyendo que había una sublevación general en toda Colombia––.
La revuelta nacional se estaba promoviendo desde unos meses antes
por El Partido Socialista Revolucionario. Sin embargo, las autoridades
nacionales se habían enterado de los planes y los líderes del PSR
decidieron abortar las acciones programadas.
Los Bolcheviques pretendían la toma del poder he implementar las
ideas del socialismo y un cambio radical en sus condiciones laborales,
pero el levantamiento en El Líbano fue fallido, y reprimido con un
encarnizamiento sin límites.
IV
Tras recorrer un largo camino, la marcha del pequeño grupo guerrillero
se detiene. A nuestro alrededor, legiones de frailejones realizando
su actividad como fábricas naturales generadoras y reguladoras de
agua, que alimentan las tierras agrícolas, las ciudades y pueblos del
centro del país.
Al frente nuestro, con un profundo fondo color azul, cubierto de poca
nieve y con una altura de 5.220 msnm, el estratovolcán nevado del
Tolima.
Aún hay gente que le dice nevado del Dulima, haciendo referencia a
una guerrera indígena que combatió a los expoliadores españoles en
la época de la colonización
––Aquí hay una buena foto. ––dice Mauricio sacando la cámara de su
morral, y agregó––: Estamos ubicados en el lugar correcto, y a la hora
adecuada.
Mientras mis ojos miraban fijamente la inmensa escultura natural
que se inclinaba hacia el cielo, les dije a los muchachos con cara de
asombro:
––Ahora mismo, me siento como el coronel Aureliano Buendía cuando
su padre lo llevó a conocer el hielo. ––algunos muchachos se reían
por el comentario.
Julián, secaba el sudor de su frente con su pañuelo verde, y con cara
de amargado, me dice: ––Mucho huevón.
Mauricio había obturado la cámara, atrapó un instante, solo le bastó
una fracción de segundo en captarlo. Para algunos compañeros,
Mauricio había tomado una foto casual. Pero no es así, cuando
Mauricio había colocado el ojo en el visor microsegundos antes de
tomar la foto, ya era una imagen cargada de significado: Estaba
inmortalizando para el presente una fotografía de la tierra en la que
dejábamos nuestra juventud, se habían sembrado vidas, y perdimos
otras tantas.
––¿Tomás, la primera insurrección comunista armada en América
Latina? ––preguntaba Mauricio volviendo al tema de los Bolcheviques.
Le respondí: ––Sí, y según los más abuelos que viven en los alrededores
del pueblo, fue como el arcoíris que trae consigo una vida alegre. ––
terminé diciéndole––: Con las fotos te voy a traer el libro de Gonzalo
Sánchez.
Julián, volvió a exclamar: ––Esos abuelos son muchos, y bien
huevóneeees.
––¿Y qué fue lo que pasó? ––preguntó Mauricio. ––haciendo alusión
al fracaso de los Bolcheviques––. Le dije: ––Pues que la puta
correspondencia del PSR de abortar el plan, no llegó a la mano de los
líderes Bolcheviques.
Julián, con media caja de dientes por fuera producto de carcajadas
de risa, volvió a exclamar: ––Sí ve, muchos huevones. ––y prosiguió
preguntando––: ¿Quién putas era el presidente? ––Mauricio le
responde––: Miguel Abadía Méndez, el mismo gobierno conservador
de la masacre de las Bananeras.
Mauricio hace un movimiento lento con sus manos que sujetaban
la cámara, y por medio de la pantalla me muestra la foto que había
tomado. Y con esa fe inquebrantable en la certeza que nos da la unidad
política, la construcción de valores y la solidaridad al interior del ELN,
me dice: ––Tomás, colocaremos la dignidad de los Bolcheviques, de
obreros y campesinos, más alto de lo que están los glaciares de la
cordillera Central.