Damaris Izaguirre
El desempleo, la pobreza y el hambre de millones de
colombianas y colombianos, dio origen al Estallido Social
de 2021, que fue instrumentalizado por el Pacto Histórico
para conseguir la presidencia. Hoy todo sigue igual ¿qué
pasó con el cambio?
La crisis socioeconómica en la que ha estado sumida más de la
mitad de la población durante la última centuria, ha generado
inconformismo y rechazo con los Gobiernos de turno, y
ha llevado a que la sociedad se vuelque contra el Estado y
exija cambios, tal como pasó con el Estallido Social de 2021 que
luego permitió instaurar un gobierno progresista; hoy, al parecer
el Gobierno del cambio se ha plegado al régimen y está lejos de
implementar transformaciones de fondo y mucho menos deponer
el statu quo.
El gobierno tapa su derroche y sus alianzas con el régimen, sacando
pecho con la supuesta disminución de la inflación y el desempleo,
afirmaciones que no son más que una falacia que trata calmar los
ánimos y evitar un alzamiento popular; aunque las cifras del Dane
indican que la inflación bajo, en las calles los productos se han
incrementado a tal punto que, con 100 mil pesos solo se puede
adquirir una cuarta parte de lo que se compraba hace algunos años.
Otro castillo de humo es la cifra del desempleo, por el cual el Gobierno
se vanagloria al decir que “lo llevó por debajo de los dos dígitos”,
esta es otra falacia ya que en las calles continúan los despidos y la
dificultad para conseguir empleo, en especial la población joven; lo
que está ocurriendo es que muchos de los que son despedidos o de
los que no consiguen empleo recurren al empleo informal o rebusque
en la calle, lo que ha hecho que este tipo de “trabajo” aumente y esto
es lo que crea la falacia de la mitigación del desempleo.
No se puede negar que cualquier régimen se va a oponer a cambios
que afecten sus intereses, sin embargo, en Colombia además de
la oposición natural del régimen encontramos un Gobierno que
pretende hacer cambios a favor de Los Nadie sin hacer una ruptura
radical con el régimen: ¿se puede servir a dos amos?, por eso conserva
intacta la política económica imperante desde hace más de un siglo
y que por su origen neoliberal solo favorece a los intereses de un
reducido grupo económico.
Es un contrasentido ufanarse de buscar cambios y a la par pretender
sostener los privilegios de los grandes empresarios, además de
sostener en el ejecutivo a los viejos camaleones politiqueros como
Roy Barreras y sostener alianzas con los partidos tradicionales, que
replican un modelo económico que solo desangra a la población,
para que un puñado de potentados mantengan su lujos y privilegios.
El Gobierno autodenominado del cambio está obligado a cambiar la
política económica y crear nuevos paradigmas enfocados a diezmar
la desigualdad y la pobreza que sufre más de la mitad de la población;
sin embargo, ni este ni ningún Gobierno que haya hecho acuerdos
con el Tío Sam y el FMI, irá en contra del régimen y sus intereses, tan
solo hará cambios de 360 grados, que calmen los ánimos para que
toda siga igual. En este contexto, los verdaderos cambios sociales,
solo vendrán de manos de la gente, ‘solo el pueblo salva el pueblo’
y en esta medida la lucha popular debe sostenerse y continuar sus
gestas por las transformaciones estructurales que el país necesita.