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Himelda Ascanio

Las comunidades y organizaciones sociales del Catatumbo
han dicho que no quieren condenarse a ‘cien años de soledad’,
rechazan la militarización y la declaratoria de Conmoción
Interior, el falso compromiso del gobierno con la región, para
esconder el incumplimiento al Pacto por la Transformación
del Catatumbo.

La referencia a Cien Años de Soledad, obra maestra del
enorme Gabo, la instaló Gustavo Petro recordando sus
tiempos de militancia en el M-19, en donde tuvo como
nombre de guerra, Aureliano. Quizá sin pensar en
que en la obra, el protagonista con ese mismo nombre, es un
hombre que no logra ganar ninguna de sus guerras, se refugia
en su laboratorio, los recuerdos y los pescaditos de oro, cree
que tiene poderes extrasensoriales, vive y muere solo.

La extraordinaria ficción de Gabo ha tenido muchas
interpretaciones y análisis, algunas de las cuales le han comparado
con una forma de representar la realidad, pero siempre siendo
eso, una representación; porque las realidades en los territorios
de Colombia podrían superar las ficciones. Es el caso de las
comunidades del Catatumbo, que no aguantan que su realidad la
escondan detrás de metáforas y falsas intenciones.

El pueblo conocedor y víctima de las condiciones de abandono
por el Estado colombiano, tiene claro quiénes son sus verdugos,
desde hace cuánto tiempo vienen incubándose los problemas y
cuál ha sido el actuar de los gobiernos, incluyendo el actual; por
esto plantean al gobierno:

2 cumplir el Pacto por la Transformación del Catatumbo,
2 rechazo a la Conmoción Interior y a la militarización del
territorio.

Un cambio con mentiras, es imposible
Esta semana, el Ministerio de Defensa resaltó la captura de dos
miembros de las disidencias de las Exfarc, acusados de ser parte
de los autores de la masacre de una familia el 15 de enero en
Tibú. Desde el propio Estado colombiano confirman lo que el ELN
expuso pocos días después de ocurrida esta masacre. Se requeriría
humildad y altura para que el presidente aceptara y asumiera el
error de esta calumnia.

Además, porque no fue un señalamiento ingenuo o despistado, la
intención fue la misma con la que se desconocieron las alertas
tempranas y todo tipo de manifestaciones desde las organizaciones
sociales, referidas a la expansión territorial y abusos contra la

población por parte de este grupo de disidencias; con el objetivo
de la configuración de un nuevo paramilitarismo.
Lo que se revela en el Catatumbo es un dantesco plan criminal,
donde:

2 el Gobierno en cabeza del Comisionado de Paz, recicló y
alimentó la expansión narco paramilitar de estas disidencias,
2 a través de la Paz Total y sus mesas de diálogo fue
posicionando políticamente a los miembros de dicha banda,
2 mientras pedía un nuevo cese al fuego con el ELN, preparaba
acciones de bandera falsa en su contra y alentaba ataques al
Frente de Guerra Nororiental,
2 con total descaro las Fuerzas Armadas estatales socorrieron
y protegieron a estas disidencias cuando estos fueron
confrontados.

2 al tiempo, el Gobierno maquinaba todo este plan de guerra,
prometía y fingía supuestos planes de desarrollo para el
Catatumbo.

Una deuda cada vez más grande
Así las cosas, va quedando cada vez más claro que lo acontecido en
esta región del nororiente colombiano, es la consecuencia de un
plan de perfidia y manipulación desde el gobierno, que pretendía
entregar el territorio a una banda paramilitar. Pero, menospreció
la respuesta popular armada del ELN en defensa del Catatumbo y
sus comunidades.

Esas mismas comunidades hoy exigen el desmonte total de
dicho plan de guerra, el cumplimiento de las promesas de
intervención estatal no militar y el abandono de las falsedades
como política de gobierno. La historia de organización y lucha
de las comunidades de esta región, igual que las de Arauca,
Chocó, Sur de Bolívar, Cauca, Nordeste antioqueño, costa Caribe
y otras más, donde también se presentan planes similares,
seguirá resistiendo y corrigiendo los errores en la búsqueda
de los cambios necesarios para construir la Paz que se les ha
negado.

Asesinados de la semana
Leonairo Samir Montero Paz, era un reconocido líder social
indígena Nasa, Gobernador del cabildo Kwe’sx Tata Wala, del
municipio de Puerto Asís, Putumayo. Fue asesinado el 9 de febrero
de 2025 en Puerto Asís, Putumayo.

Alberto Quitumbo Yatacue, era un miembro activo de la Guardia
Indígena del Resguardo de Toribío en el norte del departamento
del Cauca. Fue asesinado el 10 de febrero de 2025 en Toribío,
Cauca.

hon Mario Chantre Banguero, era firmante del Acuerdo
de Paz de 2016 y estaba en el proceso de reincorporación en
ese departamento. Fue asesinado el 12 de febrero de 2025 en
Corinto, Cauca.