
Sergio Torres
Son muy pocos los Ministros que han permanecido los
32 meses que lleva el actual Gobierno y no son pocos los
exfuncionarios que al salir del gobierno, terminan denunciando
casos de corrupción al interior, como la que acaba de publicar
el Excanciller Álvaro Leyva.
Sobresalen Armando Benedetti y Laura Sarabia, quienes
han brillado con luz propia en materia de escándalos al
interior del gobierno. Benedetti, un total impresentable
con investigaciones y acusaciones de todo tipo, al que
incluso sus colegas han expuesto en vivo y en directo, en
medio de los Consejos de ministros.
Laura Sarabia, una joven que se ganó el reconocimiento público
primeramente por el escándalo de su niñera, novela en la que hubo
corrupción en todas sus presentaciones con suicidio incluido.
Esta funcionaria de padre militar, recomendada justamente por
Benedetti y quien fungía como informante de Verónica Alcocer,
la primera dama de la nación, quien la instaló en las mayores
cercanías al presidente, para vigilarlo de sus descontroles y darle
ordenamiento y manejo a los entramados que se tejen en esos
círculos íntimos.
Recordemos que uno de los episodios más evidentes del talante
de estos dos funcionarios, fueron las grabaciones que el propio
Benedetti hizo públicas entregándoselas a la revista Semana,
la enemiga de Petro su jefe, en ellas reclamaba su parte de la
‘torta’, su puesto de primer nivel en el gobierno, so pena de
dar a conocer muchos más detalles del abismo de corrupción y
desmadres al interior del palacio presidencial. Y le funcionó,
hoy es el Ministro del interior y Sarabia su protegida es la
Canciller, lo cual hace suponer, que los detalles del chantaje
al presidente, son de grueso calibre.
Habla Leyva
El Excanciller Álvaro Leyva, recientemente también ha
planteado abrir, más que una caja de Pandora, un sarcófago
insepulto que amenaza estar bastante putrefacto. Aquí el detalle
es que Leyva, un político que ya ha hecho su propia historia en
la política nacional, dice que considera “pertinente dejar de lado
esa prudente ocultación de la verdad”, lo que está advirtiendo
es que lo que piensa exponer, es de connotaciones kilotónicas,
realmente grandes.
Veamos mejor, en sus propias palabras expresadas en su cuenta
personal de X, lo que afirma:
«Ciudadanas, ciudadanos:
Creí en el discurso de Petro candidato. Por esto le acepté el
Ministerio de Relaciones Exteriores. Desde la Constituyente
del 91 no ejercía función pública alguna. Le agradecí que
hubiera pensado en mi para tan alto cargo. Y lo reitero. Pero por
circunstancias por él conocidas, las ilusiones que me colmaron al
inicio se fueron desvaneciendo. Hoy solo me queda uno que otro
recuerdo grato.
Mas pienso en mi país y pienso y pienso en mi país. En nada más.
No puedo ser inferior. ¿Ocultar? ¿No ocultar? Ya lo he dicho:
Aprendí del filósofo español ampliamente reconocido Antonio
Millán-Puelles, amigo personal de cercano trato, que en algunos
momentos se debe recurrir a una “prudente ocultación de la
verdad” para no ofender; para evitar daños. Pero que mutatio
materiae, en el caso que nos ocupa, al verse afectado el bien
común, es pertinente dejar de lado esa “prudente ocultación de
la verdad”. No se piense que no es difícil referirme a ciertas
circunstancias para ir aproximando el centro del meollo.
Inicio refiriéndome al actual Ministro del Interior conocido de
marras en el país y en el exterior. ¿Qué ya se rehabilitó? Quien
escribe este mensaje viene de haberlo lidiado, padecido. No me
cabe entonces soslayar alertas rojas a estas alturas de la vida. A
propósito, ¿qué podría contarnos sobre lo ocurrido después del
Consejo de Ministros del martes 4 de febrero, noche tarde con
dóberman incluido?
Para referirme a algo menos personal del señor ministro,
vemos que llegó a la altísima responsabilidad pública sin haber
esclarecido antes los alcances de los diálogos que tuvieron lugar
entre él y quien fuera su subalterna, dados a conocer por la revista
Semana en junio de 2023. Y sin que ninguno de los dos – ella hoy
en la cumbre del poder –, hubiese explicado qué sucedió con la
niñera, de la última, Marelbys Meza. Y qué del consabido tema
del polígrafo; de los hoy detenidos como resultado de ese insuceso
y demás cuentos espeluznantes con suicidio incluido y viaje de
la señora Meza a Venezuela. Y lo que ha venido conociéndose
relativo al actuar de la susodicha funcionara después de aquellos
insolutos casos.
Ahora, ¿se puede siquiera pensar que el cuerpo diplomático
acreditado en Colombia está integrado por un poco de tontas y
tontos como para no conocer ya quién es quién y qué ocurre? Y
las cancillerías de todas las naciones qué. ¿Y que los embajadores
que integran el Consejo de Seguridad son unos desinformados?
Próximos estamos a rendirle a esa corporación el informe
trimestral sobre la implementación de la paz.
A esto me referiré oportunamente.
Y por favor no sigan pensando que estos mensajes son enigmáticos
o crípticos como lo señalan algunos por haber concluido más de
uno con la pregunta ¿puede ser lo anterior el anticipo de algo
más de fondo para lo cual los colombianos necesariamente nos
debemos preparar?
Esta misma semana le haré llegar de la manera más comedida
al señor Presidente Petro una carta personal que espero
comprenda y asimile con patriótica generosidad. Reflexiones
para tener en cuenta en la Semana Santa».