
Damaris Izaguirre
La democracia burguesa a manera de placebo genera
sensación de bienestar en la población, mientras continúan
aplicando leyes y políticas, que solo favorecen al oligopolio
y su viejo régimen; lo cual nos reafirma en que ‘solo el pueblo
salva al pueblo’.
Este Gobierno progresista se hizo elegir con banderas
de cambio, construyendo ‘castillos de humo’ que
instrumentalizaron el descontento social y los
anhelos populares; banderas que hoy caen a pedazos,
mientras Petro y sus alfiles vitorean un supuesto cambio,
la política económica sigue siendo la misma dictada por el
régimen y el Tío Sam. Este Gobierno, aunque dice obedecer el
mandato popular emanado del Estallido Social, sus acciones
no son coherentes con sus discursos y post; estamos ante un
Gobierno ambivalente que ‘quiere quedar bien con Dios y
con el Diablo’. Es incoherencia buscar cambios estructurales
y gobernar para Los Nadie, sin romper con el régimen y
dándole continuidad a la subordinación al Tío Sam, ¿se puede
servir a dos amos?
Las reformas tibias que han tratado de implementar, no
resuelven los problemas de fondo, pero aún así, estas reformas
han sido aplastadas una y otra vez por los representantes
del régimen en el Congreso. A lo que se suma, la novela
mediática que el régimen ha montado en torno a Miguel
Uribe, -precandidato que ‘ni sonaba ni tronaba’, cuyo único
valor era ser nieto de un ex-presidente emblema del capital
mafioso-, con la que pretenden allanar el camino de la
oligarquía para ganar las elecciones de 2026.
El viejo régimen durante décadas ha utilizado a todo tipo
de estrategias, para sostener el statu quo, y ahora Petro ha
sido instrumental al régimen y el Tío Sam. Este Gobierno
no es capaz de realizar las transformaciones de fondo que
Colombia exige, porque ello implica romper con el régimen
y desconocer las órdenes del Tío Sam, cualquier cambio real
por incipiente que sea, no vendrá de manos ni de este ni de
ningún Gobierno que este direccionado por el Tío Sam; por
lo tanto, es vigente la consigna de que ‘solo el pueblo salva
al pueblo’, y en manos de este está alcanzar unidad de clase
y luchar de manera diáfana y decidida por lograr un país
donde quepamos todos, en paz con justicia y equidad social.