
Como Frente de Guerra, Nos alegra presentar al compañero **Camilo Vive**, un guerrillero comprometido con la causa revolucionaria, cuya vida está marcada por la vocación solidaria, el servicio desinteresado y la defensa activa de la naturaleza y los ecosistemas que sustentan la vida. Camilo no es solo un combatiente; es un pensador, un comunicador, un defensor de la verdad y un constructor de conciencia.
Desde sus primeros pasos en la lucha, Camilo demostró una sensibilidad profunda hacia las injusticias que han azotado al pueblo colombiano durante décadas. Su compromiso no nació de la violencia, sino de la comprensión crítica de las causas estructurales que dieron origen al conflicto armado en Colombia: la desigualdad social, el abandono estatal, la concentración de tierras, la represión política y el saqueo de los recursos naturales por parte de intereses extranjeros y élites locales.
Camilo estudió estas causas con rigor, no desde la comodidad de una biblioteca, sino desde el corazón de los territorios olvidados, donde la guerra no es una noticia sino una realidad cotidiana. Allí, entre campesinos, indígenas y comunidades afrodescendientes, aprendió que la lucha no es solo por la tierra, sino por la dignidad, por el derecho a existir con justicia, con voz, con futuro.
Camilo entiende que la batalla por la verdad es tan importante como la batalla por el territorio. Por eso, se ha formado en comunicación política, narrativa audiovisual y análisis crítico. Sus contenidos no solo informan, sino que inspiran, movilizan y despiertan conciencia. En cada mensaje, hay una invitación a mirar más allá de la superficie, a entender que la lucha armada no es un capricho, sino una respuesta histórica a la exclusión sistemática.
Hoy, como Frente de Guerra, reconocemos en Camilo Vive a un compañero que encarna los valores más profundos de nuestra organización: compromiso, conciencia, solidaridad, respeto por la vida y lucha por la verdad. Su ejemplo nos inspira a seguir adelante, a no rendirnos, a creer que otro país es posible.
Camilo no es solo un nombre: es una convicción. Es la certeza de que la lucha sigue viva, que la esperanza no ha sido derrotada, y que mientras haya compañeros como él, el pueblo colombiano tendrá voz, fuerza y futuro.