
Sergio Torres
El 10 de septiembre, el General Hernando Garzón Rey fue
retirado del Ejército estatal, por sus vínculos con bandas
narco paramilitares; quien se desempeñaba como Inspector
General de las Fuerzas Militares (FFMM). No es otra ‘manzana
podrida’, hacía parte de la estructura mafiosa que existe en
las Fuerzas Armadas.
En julio de 2024, el Gobierno nombró al Almirante
Francisco Cubides, como Comandante General de las
FFMM. Inmediatamente, hubo ruidos y denuncias
sobre este nuevo cargo, pues este Almirante venía
de ser Comandante de la Armada, desde donde controlaba
y coordinaba el tráfico de drogas, es decir, era uno de los
mayores operadores de dicho negocio.
Cómo opera la estructura mafiosa
En mayo del presente año, 7 miembros de la Armada fueron
detenidos en aguas internacionales del océano Pacífico,
transportando cargamentos de cocaína hacia Centro América
y Estados Unidos. Entre los detenidos había 2 Tenientes de
navío, que coordinaban una red de narcotráfico al interior de
la Armada. En sus declaraciones, contaron que controlaban
todos los turnos de guardia y neutralizaba las posibles
interceptaciones. Es decir, operaban como controladores
marítimos del narcotráfico desde la propia Armada Nacional.
Todos los capturados fueron extraditados a los Estados
Unidos, como quien dice, fueron entregados a sus patrones
y todo ‘como si nada’.
A inicios de septiembre, se conoció la formulación de cargos
contra cinco oficiales del Ejército, por entrega de armas e
información a bandas narco paramilitares. De igual manera,
se conocieron las declaraciones de integrantes de las
llamadas disidencias de las extintas Farc, quienes habían
sido transportados por miembros del Ejército desde el Cauca
hasta Arauca, con el fin de reforzar la banda de Antonio
Medina.
Así mismo, es de manejo público que la región del Micay, en
el occidente del Cauca, la alianza entre bandas Exfarc y el
Ejército estatal, fue la que inundó nuevamente de coca todo
el cañón del río Micay. situación que continuó luego con la
farsa de la operación Perseo, aunque fue más evidente.
Misma situación sucede en el Chocó, donde tanto las
comunidades como algunas autoridades locales han
denunciado la connivencia entre Fuerzas Armadas estatales
y el llamado Clan del golfo. En donde es probado que se
movilizan en conjunto y la banda narco paramilitar paga
sueldos a oficiales y suboficiales, con el fin de garantizar
los corredores de narcotráfico por el Pacífico.
El sueño de Pablo Escobar
Con la reciente denuncia del presidente Petro, el retirado
General Garzón trató de defenderse con una serie de
declaraciones que no solo lo enredaron más, sino que dejó
ver la amplia estructura mafiosa enquistada en el alto mando
militar colombiano. En las que dejó claro sus relaciones con
las bandas de ex-Farc en el Guaviare.
Curiosamente, casi en simultánea, mientras Petro anunciaba
el retiro de este General, firmaba un Decreto que da
reconocimiento a la banda narco-paramilitar del Clan del
golfo, para justificar su integración a la política de Paz Total.
En perfecta continuidad con la protección y apoyo que le
sigue dando a la banda Exfarc frente 33.
Así las cosas, queda claro que el gobierno y su política de
Paz Total, junto con mantener la fracasada Guerra contra
las drogas; da aliento al capitalismo mafioso imperante, con
el que soñaba Pablo Escobar.