
Antonio García, Primer Comandante del ELN
Hoy, cuando el mundo entero está indignado por el genocidio,
que está ejecutando Israel contra el pueblo palestino, se hace
conveniente rastrear las huellas de los dineros que usan las
Corporaciones que se enriquecen haciendo la guerra.
Pues mientras millones de trabajadores ahorran
pensando en su vejez, sus fondos de pensión terminan
invertidos, en una guerra de esta naturaleza y
sostienen la ocupación en Palestina. Un sistema que
promete protección social, financia en realidad una economía
de muerte.
En el actual escenario global, el poder corporativo se impone
sobre la vida. Informes de la relatora de la ONU, Francesca
Albanese (2025), revelan cómo fondos de inversión como
BlackRock y Vanguard, destinan miles de millones a
empresas vinculadas al apartheid, la ocupación y el genocidio
en Palestina, particularmente en Gaza.
Lo que debería ser un mecanismo de seguridad social en
países como Colombia, termina financiando la destrucción de
comunidades enteras: jets de combate, misiles y tecnología
militar que sostienen la maquinaria de guerra, tal como lo
afirma una investigación del portal Razón Pública (2025).
BlackRock, Vanguard y Fondos globales con presencia en
Colombia poseen acciones en empresas como Lockheed
Martin, fabricante de los F-35 utilizados en bombardeos
que han asesinado miles de civiles. A través de cadenas
de inversión y “productos financieros”, los recursos de
trabajadores colombianos terminan respaldando operaciones
de exterminio.
Aunque las administradoras de fondos de pensiones (AFP)
se presentan como responsables socialmente y adheridas
a criterios de sostenibilidad, en la práctica priorizan la
rentabilidad por encima de la vida, invisibilizando los
vínculos con violaciones masivas de derechos humanos.
Otros países, como Noruega, su fondo soberano retiró
inversiones de empresas cómplices de la ocupación israelí.
En contraste, los fondos en Colombia siguen vinculados
sin cuestionar el destino de los ahorros. La contradicción
es clara, un sistema que promete justicia social termina
perpetuando la violencia global.
¿Complicidad pasiva o responsabilidad activa?
La pregunta es ineludible, ¿los fondos de pensiones en Colombia
son cómplices indirectos del genocidio en Palestina? Cada
peso invertido en corporaciones armamentistas refuerza
un modelo económico basado en la guerra, la ocupación y la
exclusión.
Las acciones de lucha y movilización en el mundo y la dignidad
exigen replantear este modelo. Si las AFP se financian con
la vida de pueblos enteros, ¿no corresponde a la sociedad
exigir que estos recursos sirvan a la paz y no a la muerte?
En las guerras contra los pueblos el verdadero poder lo
ejercen las corporaciones financieras y los megarricos.
La resistencia, entonces, debe actualizarse: denunciar,
organizar y construir redes, que enfrenten esta arquitectura
de guerra. Hay que ir más allá del uso del megáfono.