
Himelda Ascanio
El mundo evidencia la voracidad de los planes del viejo
imperialismo, en Colombia esto se refleja en el sostenimiento,
colusión y proyección del narcoparamilitarismo y el Estado,
con el soporte y órdenes desde los Estados Unidos, que recibe
la lucha y resistencia de la mayoría.
La historia latinoamericana está marcada por la
interrupción sangrienta de la invasión europea.
Un genocidio irreparable que han pretendido
presentarlo como “acontecimiento histórico”. Desde
aquel entonces hasta nuestros días, la violencia y la lucha
por emanciparnos ha estado en las prioridades, estas sí,
históricas. Un aprendizaje digno con grandes victorias, pero
inconcluso, con momentos de grandes gestas revolucionarias
y con un proyecto rebelde aún por desarrollarse.
Después de aquella invasión europea, la gesta libertadora de
Simón Bolívar al frente de un ejército de mujeres y hombres,
se dispuso a quitarse de encima el yugo español y construir
el proyecto Grancolombiano. Vinieron las traiciones, los
cipayos al servicio de nuevos intereses imperialistas. La
frase de Bolívar desde aquel entonces hasta hoy continua
vigente: «Los Estados Unidos parecen destinados por la
Providencia a plagar la América de miserias en nombre de
la libertad». Carta del libertador Simón Bolívar al coronel
Patricio Campbell, 5 de agosto de 1829.
En su actual decadencia, EEUU continúa plagando de
miserias a varias naciones en el mundo. La lucha decidida
de esos pueblos ha logrado asestar sendas victorias para sí,
logrando derrotar dicho imperio y llevarlo hacia su derrota
definitiva. Han sido luchas largas, decididas y violentas en
las que un pueblo se une para hacer frente y derrotar el
invasor.
Desde Colombia los planes imperialistas continúan
pretendiendo fortalecerse en la región; las amenazas que
hace no son por separado, ni solo para países hermanos,
porque vienen en paquete y en políticas imperiales para la
región entera. La injerencia y la promoción de bandas narco
paramilitares son un modelo de hace más de medio siglo que
siguen utilizando.
La liberación y la posibilidad de construir un proyecto
de nueva sociedad en Paz, equidad y bienestar para las
mayorías, solo puede ser posible derrotando el colonialismo
y el imperialismo. La historia nos ha demostrado que
esto lo logran los pueblos mediante la lucha organizada,
determinada y constante, con la que se ira derrotando el
empobrecimiento y la exclusión.
El pueblo colombiano sigue firme en sus aspiraciones de
cambio y transformaciones profundas. El aprendizaje
reciente que dejó el Estallido Social de 2021 y la forma en que
tendrán que gestionarse los cambios básicos urgentes, son
un punto de referencia para la continuidad y la persistencia
por las transformaciones estructurales que exige el pueblo.
La derrota del imperio y la globalización capitalista,
requiere unir fuerzas en América Latina y el Caribe, para
con una sola voz luchar por hacer de esta una Zona de Paz,
por desarrollar una política antidrogas no basada en la
represión y buscar una integración económica al servicio
de los pueblos y amable con la Madre Tierra.
Asesinados de la semana
Marvin Andrés Romero, era un reconocido líder social y
vicepresidente de la Junta de Acción Comunal del barrio La
Esperanza, en el municipio de Puerto Tejada, al norte del
departamento del Cauca, desde donde impulsaba procesos
de apoyo a jóvenes en situación de conflicto; Marvin fue
asesinado el 4 de octubre mientras participaba en una fiesta
en el sector, cuando se presentó una balacera entre pandillas
del lugar.
Inocencio Blanco, era un reconocido líder social, exconcejal
del Partido Liberal y líder comunal, recordado por su labor
social en favor de las comunidades y por haber cofundado la
vereda El Culebriado, en el corregimiento de Campoalegre,
municipio de Cajibío, Cauca; el líder fue asesinado el 7 de
octubre mientras se desplazaba hacia su vivienda en la vereda
El Culebriado, cuando hombres armados se le acercaron y le
dispararon en repetidas ocasiones.
Willer Gallego Mazabuel, era un reconocido líder social y ex
candidato al Concejo Municipal de Totoró, Cauca. Además, se
desempeñó como gerente de la Cooperativa Multiactiva y fue
gerente de una empresa de transporte del mismo municipio;
el líder fue asesinado el 9 de octubre junto a su hijo Daniel
Gallego Jaramillo, tras ser atacados en la vereda El Diviso,
en medio de enfrentamientos entre grupos armados ilegales
y la Fuerza Pública, dentro del Resguardo Indígena de
Paniquitá, en jurisdicción del municipio de Totoró.