Damaris Izaguirre
El capitalismo está destruyendo el planeta y socavando hasta
el último vestigio de nuestros recursos naturales, sin que ningún
organismo multilateral le ponga freno a este genocidio ambiental, ¿los
Estados están realmente interesados en la protección medioambiental?
La crisis climática es una realidad innegable, que
día a día incrementa sus estragos y efectos sobre el
clima, la biodiversidad, el estado de los santuarios
naturales, entre otros, acercándonos peligrosamente
al punto del no retorno. Por ende, es el momento preciso de
dejar de sobre diagnosticar la debacle medioambiental, para
pasar a acciones reales que enfrenten la crisis climática,
que acaben con la demagogia de reuniones como la COP
-Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio
Climático-, donde se plantean muchas cosas, pero a la final
se continua con un modelo perverso que solo favorece a los
oligopolios, todo esto obedece a que los Estados no tienen un
verdadero interés en parar la crisis ambiental, ya que esto
les implica oponerse al sistema y deponer el statu quo.
Las grandes potencias constantemente están hablando sobre
la necesidad de salvar las selvas y los bosques, para detener
los efectos nocivos de la Crisis Climática, de disminuir la
Huella de Carbono; además, las grandes potencias que son las
principales devoradoras del planeta, constantemente instan
a los llamados países en desarrollo, a que tomen medidas
para mitigar el cambio climático.
Las potencias desde su pedestal, continúan desarrollando
proyectos extractivos e industriales que agravan la crisis
climática, mientras firman acuerdos que jamás cumplen y
promueven eventos y propósitos demagógicos. La COP30
desarrollada en Brasil, supuestamente iba a definir, cómo
los países transformarían sus planes en acciones medibles
y financiables, pero resulta paradójico que un país como
EEUU, que tiene una gran contribución en el hiperconsumo
y en el desaforado aumento de la Huella de Carbono no está
participando de dicha reunión, ¿dónde queda la verdadera
intención de cumplir a cabalidad el Acuerdo de París y frenar
el calentamiento global?
De que sirve que la COP se reúna año tras año y convalide
las conclusiones de convenciones anteriores, donde se ha
destacado la necesidad de disminuir la temperatura global
por debajo de los 1,5 gados Celsius, detener la dependencia
de los combustibles fósiles (carbón, petróleo, gas) y la
masiva deforestación y pérdida de biodiversidad de grandes
santuarios naturales como la Amazonía o el permafrost
antártico, si a la final no existe una verdadera voluntad
política de los Estados para deponer el modelo económico
actual y crear modelos alternativos que detengan la debacle
ambiental y eviten el colapso del planeta.
La demagogia de la COP solo se queda en discursos para
las tribunas, el silenciamiento de las comunidades étnicas
ancestrales, que son las únicas que realmente se preocupan
por el planeta y los biomas estratégicos; mientras los Estados
participantes divagan sobre soluciones irrisorias, como la
expansión del mercado de los créditos de carbono, que no
es otra cosa que lavar conciencias a través de pagos por los
daños causados al ambiente, como si los daños ambientales
que causa el capitalismo fueran reversibles; olvidando que
el sentido común dicta que los daños no se resuelven solo con
dinero, sino cambiando drásticamente las prácticas lesivas
que los ocasionan.
Superar la crisis ambiental y evitar la destrucción del
planeta no se logra con ‘pañitos de agua tibia’ y discursos
demagógicos, se necesitan medidas que ataquen las causas
que originan y alimentan la crisis ambiental. No es el clima,
no son las personas humildes que tienen una vaca, no es el
repartidor de pizzas que tiene una moto vieja; es el sistema
el que está destruyendo el planeta y nos tiene a punto de
traspasar la delgada línea del No Retorno.
Salvar el planeta y evitar la extinción de la especie humana y
demás especies, es cuestión de todos, pero no esperemos que
los Estados u organismos multilaterales funcionales al modelo
capitalista, realicen las transformaciones estructurales
que se necesitan para salvar el planeta. Somos ‘Los Nadie’
los que estamos llamados a movilizarnos y a través de la
lucha popular, realizar las transformaciones estructurales
que requiere la humanidad para tener una vida digna, y el
planeta para no estallar con nosotros adentro.
