Dalia Giraldo Builes
América Latina se encuentra en una encrucijada geopolítica
marcada por una creciente tensión con el imperialismo
estadounidense, que busca someter y desestabilizar a
nuestros pueblos con el fin de mantener su hegemonía
política y económica.
Nos enfrentamos a nuevos mecanismos de intervención
imperialista en la región que trascienden actos
de disuasión y pasan a claras manifestaciones de
guerra, con la combinación de despliegues militares,
presiones económicas y maniobras políticas.
El gobierno de Estados Unidos viene realizando ataques con
misiles contra diferentes embarcaciones en el Caribe bajo la
justificación de que transportan droga hacia su territorio,
dejando impunemente más de 60 personas asesinadas hasta
el momento. Estos ataques se han realizado principalmente
frente a las costas de Venezuela, lo que ha generado tensión
en todo el continente, pero sobre todo en ese país y en
Colombia.
Venezuela no es únicamente un blanco; además de su
riqueza en hidrocarburos, es un punto geoestratégico clave
al estar ubicado al norte de Suramérica y en la entrada al
mar Caribe, conectando a los países con los que colinda a
través de fronteras terrestres (Colombia, Brasil, Guyana)
con las Antillas y las costas de EEUU.
A la par de esta situación, Brasil enfrenta una masacre
orquestada por el gobierno federal bolsonarista de Río de
Janeiro que, como un títere del imperialismo, ha lanzado
ataques indiscriminados contra las favelas de la ciudad,
arrasando con la vida de más de 130 personas, bajo el mismo
argumento de la lucha contra el narcotráfico.
Es claro que la estrategia imperialista se basa en crear caos
y crisis internas en los países para hacerlos alinear con sus
intereses. Los últimos casos más claros son Ecuador, Perú
y Argentina. En el primero, bajo el régimen de Novoa, el
país vive una represión en medio de la que la oligarquía
imperialista y sionista ha ratificado acuerdos de cooperación
que permiten la presencia militar estadounidense en el país,
perdiendo dominio sobre su propia soberanía y generando
mayor dependencia económica y militar.

Por su parte, Argentina puede verse hoy como uno de los
aliados más cercanos de la administración de Trump en la
región, adoptando una serie de medidas que reflejan un
alineamiento con los intereses del impero, aumentado la
presencia de militares estadounidenses en la región, como
la Operación Tridente, un ejercicio militar en conjunto con
EEUU, que permite la entrada de tropas de ese país en el
territorio argentino para realizar ejercicios militares en
tres bases navales.
Cada ataque, cada masacre, cada acto de represión es parte
de un plan maestro que busca despojar a nuestros pueblos
de su soberanía y autodeterminación. América Latina no es
solo un campo de batalla, sino parte de una guerra extendida
donde se dirime la repartición de zonas de influencia, entre
el mundo unipolar del imperialismo estadounidense y el
emergente mundo multipolar.
Lo cierto es que a pesar de la arremetida de EEUU en la
región, hasta ahora no han encontrado el terreno propicio
para llevar a cabo plenamente sus planes expansionistas.
El mensaje es claro: este territorio es nuestro, de Nuestra
América, y no permitiremos que el imperialismo lo toque
sin que sea defendido.
La historia nos ha enseñado que la lucha por la emancipación
no se da sin sacrificios, pero tampoco puede llevarse a cabo
sin unidad ni estrategia. La solidaridad entre los pueblos
es vital; desde Río de Janeiro hasta Quito, cada rincón debe
levantarse contra el imperialismo que avanza con ambiciones
de sometimiento.
La hora de actuar es ahora. La conciencia de clase debe
florecer en cada ciudadano comprometido con la lucha por
un futuro libre de opresión. Con cada ataque del imperio
se funda un nuevo frente de resistencia; cada golpe en
nuestros mares y en nuestras favelas nos recuerda, que el
camino hacia la liberación es uno de lucha y resistencia. La
autodeterminación y soberanía de nuestros pueblos es un
derecho inalienable que debemos defender a cualquier costo.
Nos encontramos en un momento crucial para organizar la
resistencia y enfrentar al enemigo.
