Himelda Ascanio
El alboroto de esta semana por los vínculos entre
mandos militares y funcionarios del gobierno con bandas
narcoparamilitares, es la ratificación de verdades conocidas:
que la relación entre Fuerzas Armadas (FFAA) y paramilitares
continúa vigente, y que los llamados medios corporativos
manipulan a conveniencia de la élite dominante.
La hipócrita falsedad de las empresas de información,
propiedad de los poderosos grupos económicos, es tan
grande que ahora fingen sorpresa e indignación por
el “descubrimiento” de las relaciones de connivencia,
colusión y asociación entre las FFAA del Estado y bandas
narcoparamilitares, que pueden cambiar de siglas y nombres;
igual siguen cumpliendo un rol y una funcionalidad ordenada
por su principal propiciador, el plan de guerra perpetua de
los Estados Unidos.
Las relaciones expuestas durante estos días solo confirman
que, durante el gobierno Petro, la Doctrina de Seguridad
Nacional, impuesta desde hace 8 décadas, se mantuvo en plena
vigencia y ejercicio, orientando la acción y estrategia de las
FFAA estatales. Una verdad conocida y evidenciada con las
relaciones públicas entre militares y bandas, denunciadas
por organizaciones populares, defensoras de derechos
humanos, nacionales e internacionales, y el ELN. Esta es la
continuidad de una práctica al interior de los gobiernos de
turno.
Un poco de memoria
Basta con una mirada rápida a las principales evidencias de
este maridaje entre militares y paramilitares, que durante
los últimos gobiernos han sido evidentes y explícitas.
Siendo congresista, Gustavo Petro denunció las relaciones
con el paramilitarismo entre políticos, funcionarios y
militares en la llamada ‘parapolítica’. En ellos fueron
puestos en evidencia expresidentes como Andrés Pastrana,
en casos como el de la hacienda Guaymaral y la relación con
el paramilitar Ángel Gaitán Mahecha.

De igual forma, durante las audiencias virtuales de la
Justicia Especial para la Paz (JEP), el paramilitar Salvatore
Mancuso, confirmó la intervención directa de las llamadas
Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), en las elecciones
al Congreso y la Presidencia de los años 1998, 2002 y
2006, en las que fueron elegidos como presidentes Andrés
Pastrana (1998-2002) y Álvaro Uribe Vélez (2002-2010),
respectivamente.
Las relaciones de estas bandas narcoparamilitares con el alto
gobierno tienen un capítulo especial entre los años 2002 y
2010, donde incluso el vice presidente, Francisco Santos,
está directamente relacionado con la fundación del llamado
bloque Capital de las AUC. Durante este periodo también
son famosos nombres como el de Mario Montoya, exgeneral
del ejército vinculado a cientos de casos de ejecuciones
extrajudiciales cometidos durante esa década.
Las páginas criminales de esta historia de muerte contienen
casos de los matarifes de la extinta agencia estatal de espionaje
Departamento Administrativo de Seguridad (DAS), el falso
acuerdo de Santa fé de Ralito o la llamada ‘parapolítica’ en
la que se evidenció la vinculación de más del 60 por ciento
de los integrantes del Congreso de la República con el
narcoparamilitarismo. Más recientemente, la condena a 28
años de cárcel a Santiago Uribe Vélez, declarado culpable
de homicidio agravado, concierto para delinquir agravado
y delitos de lesa humanidad, perpetrados por la banda que
encabezó, bajo el nombre de ‘los doce apóstoles’.
Asesinados de la semana
Aldemar Parra, era un reconocido líder social, político y
comerciante del municipio de Yondó, en el departamento de
Antioquia. El 23 de noviembre este líder fue atacado en la
vereda X10, vía La Paz, en zona rural de Yondó, donde fue
herido con arma de fuego, luego fue trasladado a un centro
asistencial, pero pese a los esfuerzos médicos falleció.
Eduardo Campo, era un reconocido líder social, miembro
y coordinador de la Guardia Indígena de La Esmeralda y
perteneciente al territorio ancestral Eç Ki’na Ukwe del
municipio de Tierradentro, Cauca. El 25 de noviembre
cuando se dirigía a su territorio por la vía La Plata–Neiva,
en el sector El Cacique, hombres armados le propinaron
siete disparos, por lo que tuvo que ser trasladado al hospital
San Sebastián, en el municipio de La Plata, donde horas más
tarde falleció.
Niver Membache Piraza, era un reconocido líder social e
indígena, de 21 años, guardia del pueblo Wounaan Khirardú,
en el municipio de Buenaventura, Valle del Cauca; fue
asesinado el 27 de noviembre en la calle 40 del barrio Las
Flores, en Buenaventura, mientras estaba con su familia,
cuando hombres los atacaron con arma blanca.
