Chavela Villamil
La política económica derivada del modelo capitalista y
preservada sucesivamente por los diferentes Gobiernos,
se ha centrado en continuar con el aumento del capital
plutocrático minoritario, lo que ha incrementado la pobreza y
la desigualdad en los sectores más amplios.
El capitalismo como sistema dominante ha
monopolizado los medios de producción y expoliado
los bienes naturales sin salvaguarda del ambiente,
para sostenerse desarrolla una narrativa fundada en
mitos que hoy se resquebrajan.
El cambio en los sistemas de producción y el fortalecimiento
de la industrialización conllevó la expansión de la economía
y derivó la globalización de los procesos y los mercados,
en otras palabras, la economía se desregularizó y empezó
a regirse por el libre mercado y el libre comercio, que en
teoría económica se denomina Neoliberalismo
Desde el 2008 las principales economías capitalistas
han estado en lo que el economista Michael Roberts ha
denominado Gran Depresión, toda vez que se ha desplomado
la productividad, la producción y el empleo formal, pero aun
así se centra en el lucro monopolista y en la acumulación de
capital en un reducido grupo, lo cual genera una brecha de
desigualdad social insostenible.
Según Keynes “la crisis económica no existe debido a la
escasez de recursos, sino por la escasez de demanda, que
provoca que no se consuma lo suficiente como para tener
que producir una cantidad de bienes que de trabajo a todos”,
a su vez Karl Marx planteó que “la crisis es el resultado de
la imposibilidad de vender”.
El problema radica en el Trickle Down Effect
Financieramente Colombia es un país con potencial,
sostenible y sustentable; sin embargo, las políticas
económicas implantadas durante varias décadas han
generado un sistema, que no busca el incremento del poder
adquisitivo per cápita, sino que enfatiza en la disminución
tributaria de las grandes empresas, bajo el sofisma de que
esto genera nuevas plazas laborales, lo que en la práctica

se contradice, ya que el empleo formal cada vez se reduce
más y el bajo aumento del empleo obedece al incremento
del empleo informal, que aunque produce masa monetaria,
genera una economía volátil susceptible a la inflación y a la
recesión económica por caída brutal de la demanda.
Uno de los principales problemas a corregir es el desempleo
y ligado a ello la política para el fomento del desarrollo
económico, la cual está fundada en el fracasado dogma
neoliberal del Efecto de Goteo o Trickle Down Effect (TDE,
por sus siglas en inglés), donde la productividad y el
desarrollo se sustentan en la reducción de la tributación
de las grandes empresas, para que “la riqueza de los ricos
crezca y gotee hacia las capas medias y bajas de la sociedad”;
lo cual nunca ocurrió, porque crecieron extremamente la
desigualdad social y la concentración de la riqueza.
El Gobierno justifica las exenciones de impuestos a los ricos,
porque estos supuestamente financian más inversión, más
crecimiento y nuevos empleos, esto no es más que una falacia,
toda vez que las condiciones que determinan la inversión
son la rentabilidad esperada, el crecimiento de la demanda
agregada, las innovaciones tecnológicas y, en nuestro caso, un
auge sostenido en el valor de nuestras exportaciones.
La reactivación económica se consigue aumentando el flujo
de capital líquido y no disminuyendo la tributación de los
mega empresarios, porque si el poder adquisitivo per cápita
aumenta, la demanda se incrementa, lo cual obliga al aumento
de la capacidad de producción de las empresas y por ende esto
demanda nuevas plazas laborales.
Cambios en el modelo económico
El Gobierno está obligado a decretar un periodo de austeridad
estatal, que suprima gastos onerosos y disminuya el Gasto
Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de Deuda
Externa -DE-); además es inaplazable romper la lógica anti
financiera de priorizar y aumentar anualmente el pago de
una DE, a la que solo se logra amortizar los intereses, pero
no se cubre la deuda de capital; por ende, lo financieramente
aceptable sería renegociar este pago y de esta manera aliviar
la carga de este sobre el Producto Interno Bruto (PIB).
Resulta necesario e inaplazable un cambio de fondo en el modelo
económico, que a la vez que disminuya los pasivos estatales,
fortalezca y desarrolle integralmente la producción nacional
y equilibre la balanza comercial, disminuyendo la importación
de materias primas y productos con valor agregado
Por otro lado, solo es posible salir de la crisis económica y
financiera a través de una política de formalización del empleo
y el incremento de las plazas laborales, permitiendo que se
mejore el poder adquisitivo per cápita, lo cual incrementaría
el flujo de capital circulante generando un crecimiento de la
demanda.
