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Editorial

LA QUE ERA LA DEMOCRACIA MÁS ANTIGUA

Comando Central (ELN)

La élite dominante decía orgullosa que Colombia era “la
democracia más antigua del continente”, porque había
elecciones libres y no requería de dar golpes militares;
hoy la realidad demuestra lo contrario y la gran mayoría
en las calles reclama una democratización del país.

La tal democracia representativa dejó de existir porque los
representantes que integran los entes estatales salen elegidos
por medio de la compra de votos, hecha con dineros de mafias,
clanes y monopolios capitalistas, a quienes sirven una vez
ejercen su cargo; de esta forma su gestión no está al servicio del
pueblo, como debería ser, sino a favor de la élite dominante; entonces,
¿dónde están las elecciones libres? Por esta corrupción del sistema, el
Congreso, el poder judicial y los entes de control son unas instituciones
antidemocráticas; por tanto, así lleguen al poder ejecutivo algunos
representantes del pueblo, no pueden realizar cambios democráticos,
porque son neutralizados por los otros poderes.

El viejo régimen que hegemoniza en Colombia no necesita dar golpes
militares, porque día a día usa las Fuerzas Armadas para perseguir y
exterminar opositores, produciendo un Genocidio continuado, más
cruel y sanguinario que el perpetrado por las dictaduras militares
que asolaron a los países del sur del continente. De tal forma que el
régimen, a quienes tienen una opinión diferente no les respeta su voz
y no les garantiza su seguridad, voluntad represora que debe dejar de
imperar, para que haya una democratización del país.

Al modelo capitalista neoliberal que aplica la élite lo resguarda el viejo
régimen como fiel perro guardián, por esto los lideres comunitarios,
activistas políticos y defensores de derechos humanos que luchan
por transformar a Colombia, son el enemigo interno que persiguen
y exterminan, por medio de las Fuerzas Armadas y sus compinches
los grupos paramilitares; cruel represión con la que mantienen
inmodificable el modelo económico depredador que engorda
constantemente, mientras hace crecer la desigualdad social y el
saqueo de los bienes naturales nacionales.

El camino de la democratización de Colombia pasa por superar el
viejo régimen, por medio de fundar una democracia participativa
que movilice a la gran mayoría, en el desarrollo de una agenda de
transformaciones para la paz, cambios que serán posibles si una
alianza social y política lidera la conformación de un Gran Acuerdo
Nacional, que materialice la solución política del conflicto y pase la
página de la guerra.

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