
Claudia Julieta Parra
Bajo este Gobierno ocurre una reducción de las cifras de
desempleo, pero los indicadores de la tasa de ocupación
suben, por la proliferación del trabajo informal como forma
de subsistencia, lo que no resuelve la pérdida de poder
adquisitivo per cápita.
El informe del Departamento Administrativo Nacional de
Estadística (DANE), reporta que en julio de este año la tasa de
desempleo llegó a 8,8 por ciento, que es 1,1 puntos porcentuales
menos que la del mismo periodo del año anterior [*]. Mientras,
la tasa de informalidad asciende a 57,8 por ciento, -por cada diez
personas ocupadas seis laboran en la informalidad-; lo que genera
una burbuja especulativa en productividad y desarrollo, es decir,
el dato de desempleo se reduce, porque gran parte de población
desocupada ingresa al mercado del trabajo informal o de rebusque,
lo que reduce los indicadores y genera masa monetaria, pero los
ingresos percibidos en la informalidad están por debajo de los
estándares necesarios para solventar los gastos básicos.
Los trabajadores formales son generadores centrales del Producto
Interno Bruto (PIB) son consumidores del mercado, por ende, sin
aumento del empleo formal el mercado se estanca y la economía
se desacelera. Hasta la fecha las estadísticas no muestran un
repunte en las plazas laborales formales, si en las informales.
Basar la economía en la proliferación del empleo informal es un
riesgo, aunque el comercio informal garantiza fluctuación de masa
monetaria no permite generación sostenida de poder adquisitivo
per cápita, generando una economía volátil, que no resuelve el
actual déficit fiscal ni la pérdida de poder adquisitivo per cápita.
La dinamización de la economía no está inferida únicamente por
la ocupación laboral, sino que en sí misma está determinada por
la capacidad de poder adquisitivo per cápita. Superar la actual
crisis económica y el déficit de poder adquisitivo, implica
instaurar una política económica fundada en la formalización
del empleo y la mejoría de las condiciones salariales, además
debe generar una tributación redistributiva que permita
subsidiar capas bajas de la sociedad, por tanto, se requiere un
modelo que fomente el desarrollo integral de la producción
nacional, y que a su vez disminuya el Gasto Corriente
(burocracia, guerra, pago de la Deuda Externa) e incremente
de manera integral el Gasto Social.