Antonio García, Primer Comandante del ELN
Colombia está plagada de Bandas paramilitares, desde las
tradicionales como el Clan del Golfo y Pachencas, hasta
las variopintas bandas de las Ex-Farc que van desde los
«Arañas» del sur del país, pasando por «Mordiscos», «Calarcás»,
«Pescados» y «Mechudos» en el Catatumbo.
A esta siembra que se inició en la violencia con los
famosos «pájaros», le hicieron mejoras en la visita que
hizo al país del general gringo William Yarborough,
en febrero de 1962; en ese entonces, dejó las
directrices operacionales para una fuerza contrainsurgente
que «operaba por fuera del Estado» pero muy imbricada a él,
además el general adicionó las respectivas recomendaciones
de realizar censos para el control de la población en las
regiones y por supuesto la realización de los interrogatorios
usando el polígrafo y «otras ayuditas», cuando se capturaran
sospechosos.
Luego, en los años de 1980, con los trámites del DAS y la
Policía Nacional llegaría el famoso coronel israelí Yair Klein,
para darle el tercer empujón en la mejora del engendro, lo
colocaron en manos de los capos Narcos, de los propios que se
movían a sus anchas por las Brigadas 13 y 4 del Ejército, ya
sabrán de quien hablo. Se desplegaría entonces el maridaje
que hasta hoy perdura: paramilitares, narcos y Fuerzas
Militares; claro, no podrían faltar las tres hermanitas del
norte: DEA, CIA y FBI.
Desde luego, entre las cabezas de estas «fuerzas», de cuando
en cuando, se tiraban sus peleítas, ya sabrán por qué, no
es necesario ser tan explícitos, es bueno dejar algo a la
imaginación. De este maridaje resultaría el paramilitarismo,
como instrumento para hacer contrainsurgencia financiado
con el dinero del narcotráfico, y además el dinero que las
tres hermanitas harían fluir, para darle liquidez al sistema
financiero del Norte.
A finales del siglo pasado, mientras los gringos empujaron
el Plan Colombia para el sur del país, supuestamente para
combatir el narcotráfico y la insurgencia; sin ningún
empacho, los mismos gringos y desde el gobierno de Andrés
Pastrana para acá, en el norte del país, le dieron patente
de corso a los paramilitares (AUC), para que financiaran la
guerra contrainsurgente con los dineros del narcotráfico,
en ese tiempo las tres hermanitas se hicieron las de la

vista gorda, igual que, cuando el Coronel Olivert North
financió con «drogas», operaciones contrainsurgentes en
medio mundo. Fue la temporada cuando los paramilitares
se hicieron famosos, de manera macabra, jugando fútbol
con cabezas humanas, ¡ah tiempos aquellos!, dirán ciertos
personajes hoy al borde de la justicia esquiva.
Ahora sí estamos en la «cuarta generación» de paramilitares,
de los unos y de los otros, los primeros entre «Clanes» y
«Conquistadores»; los otros desde «Arañas y otras especies,
pero se siguen financiando con el narcotráfico y con los
cuales el gobierno negocia, sea en Qatar, en Guaviare,
en el Putumayo, en Nariño o en el Catatumbo, con ellos
también se echan sus peleaditas como antes, pero siguen
moviéndose en helicópteros militares y en caravanas de
esas. Como se puede ver es una negociación funcional al
narco paramilitarismo. Ah, también las tres hermanitas
siguen presentes coordinando con las Fuerzas Militares
de Colombia y estas bandolas, sus planes poco amistosos
contra Venezuela. Claro, en Colombia el plan es disputar
territorios, para hacer contrainsurgencia de la que le gusta
a la oligarquía y a los gringos.
El dinero del narcotráfico, así como ha servido para financiar
la guerra contrainsurgente, lo ha hecho con las campañas
políticas, por tanto, funcional al Régimen político; y más
allá también se ha invertido en la economía y hasta en el
fútbol. Como puede verse, este no es un asunto «moral», sino
esencialmente económico y político. Así como lo tratan las
tres hermanitas para oxigenar el poder del imperio, igual
como Trump usa el petróleo, mientras toda la humanidad
lo ve como el veneno que mata el planeta, él se lo roba a lo
gánster para negociarlo. Y estamos ante un «buen ejemplo de
moral», pues con ambos «venenos» se sostiene el Imperio del
Norte.
ADENDA 1: ¿Alguien se ha puesto a pensar lo que sucedería
si a Trump se le antojara, megáfono en mano, decirles a los
Militares Colombianos, lo mismo que Petro les dijo a los
militares gringos?
ADENDA 2: Mientras tanto, Yair Klein sigue protegido en
Israel por Netanyahu, quien me imagino estará ya nominado
por el Comité Noruego para el siguiente Nobel de Paz. Todo
muta, como la «moral» en los «venenos» y la «paz» con los
narcoparamilitares.
