
Comando Central (COCE)
En la marcha del pueblo colombiano tras la conquista de su
bienestar, se llegó al punto de lograr una Reforma Laboral
democrática, que garantice la reproducción de la vida digna
de los trabajadores, lucha que se enfrenta al propósito
oligárquico que amenaza con destruirla.
Van a cumplirse 100 años de una sanguinaria
matanza de obreros huelguistas y sus familias,
cuando exigían los ‘Tres Ochos: 8 horas de trabajo,
8 horas de educación y 8 horas de descanso’. Esta
tragedia ocurrió el 6 de diciembre de 1928, en la plaza de
Ciénaga, departamento del Magdalena, que pasó a nuestra
historia como la ‘Masacre de las bananeras’, perpetrada
por la empresa gringa United Fruit Company contra
los trabajadores de sus plantaciones de banano, porque
consideraba desproporcionado que los obreros disfrutaran
tales derechos.
Cumpliendo órdenes del capitalista extranjero, el régimen
oligárquico ejecutó esta monstruosa masacre, para oponerse
a que el pueblo goce de unos derechos laborales básicos e
inalienables; bloqueo que la oligarquía dominante -vasalla
del imperio gringo-, sigue manteniendo un siglo después.
La fuerza del Estallido Social de 2021 colocó en la presidencia
a Gustavo Petro, quien no avanza en concretar las reformas
democráticas mínimas que prometió en su campaña electoral,
por el bloqueo que le hacen los partidos oligárquicos
en el Congreso de la república y desde las empresas de
comunicación propiedad de los grandes capitalistas.
Este primero de mayo, el gobierno progresista convocó a una
Consulta Popular que se debe pronunciar sobre la necesidad
de una Reforma Laboral democrática, para avanzar en la
conquista de derechos básicos para los trabajadores. Este
ejercicio de participación política es de resultado incierto,
porque implica una medición de fuerzas entre el poder
reaccionario de los de arriba -agrandado por el respaldo de
la oligarquía gringa-, y la determinación, organización y
unidad de los de abajo.
La oligarquía gringa y la de acá, se oponen férreamente a
que los pueblos conquisten derechos que les proporcionen
bienestar, porque estos cambios democráticos van en
contravía de su sistema capitalista, que está organizado
para minimizar el Gasto Social, y así poder mantener los
gastos de guerra y el pago de la Deuda Externa a los bancos
imperialistas.
Las oligarquías son acérrimas enemigas de que haya
educación, empleo, buenos salarios y consumo, porque con
ellos se reproducen los trabajadores y ganan fuerza política;
que es contraria a sus intereses, por esto mantienen el gasto
público en función de mantener sus tasas de ganancia y de
protegerlas con un poder represivo basado en las armas.
Sea cual fuere el resultado de la Consulta Popular, hay una
realidad invariable por enfrentar, consistente en que solo
con la unidad y fuerza de los de abajo, se podrán conquistar
derechos que garanticen un orden social que de vida digna
a la mayoría; porque siempre habremos de enfrentar a las
oligarquías, que nada regalan al pueblo, pues todo derecho
democrático habrá que lograrlo con la fuerza de la lucha
popular.