
Claudia Julieta Parra
La desaceleración económica global afecta todas las
economías, en especial las que son dependientes del capital
extranjero. Aunque la inflación se ha sostenido fluctuante esta
continúa deteriorando el costo de vida. Pregunto, ¿es posible
que la inflación ceda sin cambiar el modelo económico?
El Departamento Administrativo Nacional de Estadística
(DANE) dio a conocer que durante el mes de septiembre
la inflación se ubicó en 5,18 por ciento, cifra que
en términos de estadística es alentadora, pero al
contrastarlos con los precios de los productos en la calle, estas
cifras se sienten lejanas a la realidad, ya que los productos,
en especial los alimentos, continúan con precios altos. El
DANE también mostró que el Índice de Precios al Productor
(IPP) aumentó 0,51 por ciento en septiembre, y en los últimos
doce meses, la variación fue de 3,63 por ciento, una cifra baja
frente a los picos de 2023, pero que continúa reflejando una
reactivación de los costos de producción.
La disminución de la inflación durante los últimos meses se debe
en gran medida, a la caída abrupta de la demanda de los últimos
meses, ocasionada por la pérdida de poder adquisitivo per cápita,
porque, sino no hay quien compre, el precio del producto baja
y si este se reduce, la inflación cede; desde luego esta ecuación
es volátil y puede variar en cualquier momento, hasta llevar a
que la inflación se incremente nuevamente; además nos genera
un fenómeno inferido del bajo crecimiento del Producto Interno
Bruto (PIB), que es la pérdida de poder adquisitivo per cápita,
entendida como la incapacidad de sufragar los altos costos de los
productos básicos.
La evidente recesión económica en la que se sume aceleradamente
nuestro país, aunada a la baja formalización laboral, los salarios
básicos deficitarios y el incremento desmedido del Gasto Corriente
(burocracia, guerra, pago de la Deuda Externa), nos están llevando
a una situación financiera insostenible. De nada sirve disminuir
el índice de inflación, si el valor comercial de la canasta básica no
disminuye y no se genera un alivio en el costo de vida.
Subsanar la crisis socioeconómica, dinamizar la economía
y enfrentar su colapso, requiere incrementar el poder
adquisitivo per cápita, lo que tiene implícito una política
económica, que se centre en la disminución de los beneficios
a los grandes capitales y el desarrollo integral del sistema
productivo nacional.