
Sergio Torres
El actual gobierno quiso urdir un plan de infiltración y división
contra el ELN, aun estando en una Mesa de Diálogos; hoy
sus adversarios son sus propios funcionarios, ministros y
exministros, división e infiltración que sufre Petro, por ‘justicia
divina’.
Con algunos días de retraso, el ex-canciller, Álvaro
Leyva, cumplió su palabra de publicar una carta
enviada al presidente Petro; el pasado 23 de abril
la difundió, agregando un nuevo huracán político a
las recurrentes tempestades que vive el presidente y su
gobierno.
Ley de Murphy: sobreviene lo peor
Con un tono considerado y hasta propositivo que choca
con las punzantes aseveraciones, la carta expone un
panorama sombrío que abre nuevas dudas y tristezas
sobre el comportamiento político del presidente. Las
situaciones personales de posible enfermedad, no son
motivo de comentarios, sí lo que pudiese haber detrás de
tan enmarañado entorno, tan grave como el calificativo de
un presidente “secuestrado”.
Leyva, contrario a los señalamientos y descalificaciones que
le hacen, mantiene la compostura, se presenta como un fiel
servidor en su momento, lamenta no haber ayudado más,
justifica el por qué no se había expresado antes e incluso
dice sentirse mal por lo que expone.
“Yo en ningún momento le fallé Presidente. Me jugué entero
por usted y la causa. Ni un solo reclamo me puede hacer.
Mas sin embargo fueron surgiendo discrepancias y hechos
de fondo que me fueron alejando. Sin traición alguna de mi
parte en mi formación y en mi carácter no cabe esa palabra…
Tiene por objeto esta carta Presidente llamarle a usted la
atención de manera comedida pero franca sobre asuntos
de difícil aproximación por conllevar aspectos de carácter
personal. Créame que lo hago sin ánimo pendenciero alguno;
con sugerencia y propuesta incluida”.
Atrapado en una telaraña
Lo que se podría considerar el nudo y clímax de la historia,
viene con la previa presentación de los antagonistas, los ya
reconocidos, Laura Sarabia y Armando Benedetti, principales
causantes de la tragedia del presidente y factores de alto
peligro para los tumbos que da el gobierno.
Leyva es directo con la actual Canciller Sarabia. “Pero
me sorprendió desde un comienzo que no nos pudiéramos
sentar en ningún momento para trazar la política exterior
del Estado. Cuando iba a buscarlo la señora Sarabia conocida
de autos me hacia esperar por horas con la excusa de que
usted eventualmente me recibiría. Tantas veces ocurrió lo
mismo que finalmente comprendí que ella era la dueña de
su tiempo, de algunos quehaceres suyos y que, además, le
satisfacía algunas necesidades personales”.
Al hoy Ministro del Interior lo describe y reduce. “Me
correspondió nombrar a Armando Benedetti como embajador
en Venezuela… No quería aceptar la designación. Aspiraba
a trabajar en una posición importante en Colombia. Quizá
como un eventual ministro. Como si yo estuviera al tanto de
sus problemas personales me manifestó que el doctor Miguel
Bettín ya lo tenía del otro lado… Comprendí por todo lo que
manifestaba que estaba adicto a las drogas. De mí entrevista
con Benedetti concluí que se trataba de un enfermo. Sigue
igual señor presidente”.
Lo más grave que señala Leyva, un misterio desde el
principio mismo del gobierno, es que tanto Sarabia como
Benedetti hoy ocupan cargos de primer nivel a pesar de sus
impresentables acciones, investigaciones y acusaciones.
El golpe central de la carta es la exposición del propio
presidente: “Los recuerdos que todavía tengo frescos de
episodios ocurridos siendo yo el primer testigo, me producen
aún desazón y desconcierto. Uno de ellos, la ocasión en que
usted se desapareció dos días en París durante una visita
oficial… Momentos embarazosos para mí como persona y
como su canciller. Y mucho más cuando supe en dónde había
estado… Fue en París donde pude confirmar que usted tenía
el problema de la drogadicción. Pero qué podía yo hacer.
Seguro fui inferior. Le he debido aproximar, ayudar, asistir
oportunamente. Guardo en mi interior la pena de no haber
intentado extenderle la mano. Lo cierto es que nunca se
repuso usted. Es así. Su recuperación lastimosamente no ha
tenido lugar”
Después de plantear los problemas centrales de Petro, el
excanciller critica los comportamientos y expresiones
del presidente, aduciendo que justamente se deben a los
mencionados males por los que atraviesa. Por ello, hace una
recomendación: “Desvincule a quienes han abusado de usted,
que se han aprovechado de su complejísima situación y que
le han hecho y continúan haciéndole terrible daño”
Ahora bien, en medio de la exposición, Leyva deja claro que
habrá una segunda carta. Es decir, que esta historia tendrá
seguramente una mayor duración. Hay varios hilos sueltos
que aún no tienen una explicación más clara. Por ejemplo,
las reales intenciones de Álvaro Leyva, las motivaciones
reales que hay detrás de irse de frente contra Petro.
Además, todo esto en medio de ambientes enrarecidos, como
la pelea de Laura Sarabia contra Armando Benedetti, en la
que seguirán escuchándose conversaciones en las que Petro
también sale mal librado. Los malos entendidos de la reunión
con la Secretaria de Seguridad de Estados Unidos, Kristi
Noem. Y la visita del jefe del Comando Sur del Ejército de
EEUU quien se negó a reunirse con Petro. Juntando estas
situaciones, pareciera que hay un lance porque el presidente
no pueda terminar su mandato.
Otra duda es si todo este entramado de situaciones, fueron
creadas por la pésima idea de tener representantes del
régimen mafioso dentro del gobierno. O sí, es una jugada
creada desde el principio para acabar política y moralmente
la idea de una opción de cambio.