
Claudia Julieta Parra
Nuestro sistema económico se basa en una política deficitaria
que masifica los empréstitos para sostener el enclenque
Gasto Social, a la par que aumenta el Gasto Corriente, con lo
que incremento el déficit fiscal y desfavorece la producción
nacional.
En días recientes una vez más el Presidente Gustavo Petro
tuvo un desacuerdo con el Banco de la República y sus
políticas en materia de tasas de interés; el mandatario
fue enfático al decir: “es la deuda interna la que
aumenta como Gasto Corriente y el gasto público, y estos están
determinados por la tasa de interés que impone el Banco de la
República. No permiten desahogar financieramente al gobierno
y paralizan la economía nacional. Es simplemente una posición
política.”
Haciendo honor a la verdad las disposiciones adoptadas por el Banco
de la República determinan la Tasa de Usura, lo que incrementa el
valor de los créditos y, teniendo en cuenta el alto consumo de tarjetas
de crédito para sufragar gastos básicos, esto tiene repercusión
directa sobre el costo de vida de millones de colombianos; sin
embargo, este Banco no tiene injerencia alguna en la ordenamiento
del gasto y mucho menos en el Gasto Corriente (burocracia, guerra,
pago de intereses de Deuda Externa -DE-). La política monetaria
ejecutada por sucesivos Gobiernos, se ha convertido en un factor
deficitario del erario, ya que constantemente incrementan el
Gasto Corriente, que aumenta el déficit fiscal, poniendo en vilo las
Vigencias Futuras, generando una situación fiscal insostenible.
Los problemas financieros nacen de la nefasta política económica
del régimen dominante: 1) gastan más de lo que producimos, 2)
el déficit crónico de la Balanza Comercial -en 2022 fue de 12.481
millones de dólares- y 3) el recaudo y la tributación se destina
mayoritariamente al Gasto Corriente, priorizando la amortización
de intereses de DE.
Es inaplazable un cambio de fondo en el modelo económico,
que disminuya los pasivos estatales, fortalezca y desarrolle
integralmente la producción nacional y equilibre la balanza
comercial, disminuyendo la importación de materias primas
y productos con valor agregado; además, solo es posible salir
de la crisis económica y financiera a través de una política de
formalización del empleo y el incremento de las plazas laborales,
permitiendo que se mejore el poder adquisitivo per cápita, lo
cual incrementaría el flujo de capital circulante generando un
superávit por demanda.