
Damaris Izaguirre
El modelo económico engendra pobreza,
mientras el régimen exacerba la desigualdad y centra su sistema político
en la exclusión y el clasismo; donde los marginados y excluidos sobreviven
indignamente, para sostener los privilegios de la clase que monopoliza el poder
económico, político y judicial.
Desde las luchas de los antepasados por liberarse de sus
amos, hasta la lucha actual por la reivindicación de
derechos y el reconocimiento como sujetos políticos;
el régimen ha empleado el modelo económico para
exprimir la población y aumentar sus privilegios de clase,
a la par que incrementa la acumulación de capital, lo que
incrementa la exclusión de Los Nadie y la Colombia profunda.
Este régimen es un zorro astuto que camufla sus intereses de clase
bajo el discurso falaz de supuestamente buscar el “favorecimiento
popular”, constantemente habla de políticas y planes de Gobierno
que son solo un placebo, cambios de que dan un vuelco, para dejar
todo igual; así pasa con el Ministerio de la Igualdad, que ha hecho
poco o nada por lograr cambios que realmente propendan por la
inclusión de Los Nadie.
Cada vez que un político quiere obtener un cargo de “elección
popular” recurre al tradicional populismo electoral o ‘venta
de humo,’ donde miran la pobreza y la desigualdad con ‘espejo
retrovisor’, para ofrecer soluciones rimbombantes muy bien
elaboradas, que impactan la sensibilidad de las personas, las que
una y otra vez creen en los ‘cantos de sirena’ de los políticos,
quienes apenas utilizan el corroído “sistema democrático” para
favorecer sus intereses clasistas y ser serviles al régimen y a la
estabilidad del statu quo.
Ante la manifiesta incapacidad política del Gobierno para
cumplir las demandas y exigencias del Estallido Social, queda
cada vez más evidente que los cambios y las transformaciones
sociales estructurales no vendrán de manos de un Gobierno,
porque todos sin excepción están comprometidos con la
protección del statu quo y son subordinados del Tío Sam, por
lo tanto el protagonismo revolucionario está en las manos de
la clase popular, de los excluidos y de quienes pese a tener
privilegios empatizan con la causa popular y están dispuestos
a luchar, para lograr un país donde no solo hablemos de
inclusión, sino donde quepamos todos sin ningún tipo de
clasismo o exclusión.