ERRADICAR TODAS LAS FORMAS DE PARAMILITARISMO
Comando Central (ELN)
La matanza de líderes sociales es una tragedia en contra
de la Constitución colombiana dijo la alta Corte, en una
Sentencia que increpa a un Estado insensible ante el
genocidio continuado de líderes de los de abajo, en sus
luchas porque el país cambie.
Al referirse al asesinato de líderes sociales, defensores de
Derechos Humanos y ambientalistas, hay que dar una
explicación sobre el móvil de tales crímenes, que no es otro
que impedir los cambios por la fuerza, práctica genocida
tradicional en las élites dominantes en Colombia, que perpetran
con diversas formas y modalidades de paramilitarismo, tales como
cambiarse el brazalete de vieja usanza en las tropas del régimen,
también a través de los escuadrones armados que mantienen los
clanes que dominan en las regiones, y con los distintos carteles,
mafias y bandas que perviven en el país.
El paramilitarismo como expresión degradada del conflicto
social, político y armado lo han repotenciado, pese a las distintas
escenificaciones que hacen los gobiernos de turno de la política
pública de paz, tal enquistamiento en la esencia del viejo régimen
obedece a que, ‘el paramilitarismo es el uso ilícito de la violencia
contra los de abajo, para imponer los intereses de los de arriba’. Los
intereses de los poderosos siguen estando alrededor del monopolio
de la tierra, los megaproyectos de infraestructura, agronegocio y
extracción de bienes naturales, con los que arrasan, desalojan y
despojan a las comunidades, empezando por asesinar a sus líderes,
para que imponiendo un clima de terror, la gente deje de luchar por
la vida y el territorio.
Es una narrativa cómplice afirmar que “el asesinato de los líderes
sociales obedece a una disputa por rentas ilícitas”, cuando pervive
la doctrina de seguridad genocida, que clasifica de enemigo interno
a quienes se oponen al viejo régimen y luchan por cambiarlo;
persecución y exterminio en el que se alían intereses extranjeros,
estatales y privados.
En esta coyuntura en que la Mesa de Diálogos de Paz entre el
gobierno nacional y el Ejército de Liberación Nacional, adelanta un
Cese el Fuego Bilateral Nacional y Temporal, y resiste una arremetida
paramilitar que aumenta la crisis humanitaria en varias regiones del
país. Amenaza que obliga a hacer realidad el propósito contenido
en la Agenda de negociaciones, que convoca a unir fuerzas para
‘erradicar todas las formas de paramilitarismo’.