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Damaris Izaguirre

El intervencionismo norteamericano no conoce de
fronteras ni mucho menos tiene áreas o espacios vedados,
solo responde a sus intereses geopolíticos y sobre la base
de estos posiciona sus agentes foráneos y locales en
cargos de poder estratégico, para manipular el contexto
de acuerdo a su conveniencia política y militar.

Las Ramas del poder público no son más que una falacia que
pretende justificar y legitimar un sistema político que posa
de democrático, cuando en realidad se comporta jurídica,
legislativa y ejecutivamente como colonia norteamericana,
donde la gran mayoría de los funcionarios se comportan como
agentes del Tío Sam, ya que es en el Pentágono de EEUU donde se
definen las políticas implementadas y no en la Casa de Nariño o en
el Congreso.

Desde su nombramiento como Fiscal General Francisco Barbosa ha
dejado claro que no está allí para garantizar la justicia en el país, por
el contrario, la élite gobernante lo montó en este alto cargo para
que proteja sus intereses y le brinde plena impunidad a todos los
secuaces del régimen. Hasta allí se podría decir que es casi el modus
operandi de todos los fiscales que ha tenido el país; sin embargo,
Barbosa no es un peón más del régimen, sus acciones y ataques
están dirigidos a asuntos estratégicos y contrarios al plan guerrerista
e imperialista de EEUU, como el proceso de paz o los presos políticos
de la Primera Línea: todo evidencia, que antes que ser una ‘ficha’
del régimen, Barbosa es el agente local del Tío Sam, utilizado para
continuar con sus planes estratégicos sin importar si cambia o no el
poder ejecutivo.

Ante la inminente salida de Barbosa de la Fiscalía, el Tío Sam lo ha
apuesto a figurar, a dirigir la andanada en contra del gobierno del
cambio, a ejercer como opositor acérrimo y declarado de cualquier
proceso de pacificación que no sea ordenado desde el Pentágono;
esto es lo que lleva a Barbosa a abandonar su rol institucional y a
estar contantemente interviniendo en política, todo bajo la anuencia
de otro agente del Tío, la Procuradora Margarita Cabello.

Esperemos que el cambio de Fiscal traiga un cambio real en esta
Rama del poder público, pero los antecedentes nos dejan la duda
y nos hacen pensar que el siguiente cambio de Fiscal, no será otra
cosa que una sustitución más de un agente encubierto, ¡amanecerá
y veremos!