Francisco Hernández
Las palabras a veces son esquivas, no consiguen plasmarse
con exactitud en una hoja de papel o en la pantalla de un
dispositivo electrónico. En nuestras cabezas, las ideas
son tantas y tan diversas, que no logran tener algo que
les dé sentido y las organice en unas líneas coherentes.
Uno se sienta, días antes de un 9 de abril, y reflexiona sobre
tantas cosas que la cabeza parece una abeja en una telaraña,
enredada y sin mucho futuro. Por ejemplo, se pueden decir
cosas sobre Gaitán, sus poderosas ideas revestidas de pueblo
y de nación, su gran elocuencia, su capacidad de mover las fibras
más sensibles de ese pueblo que, en su liderazgo, logró sintetizar
los sentires y quereres de esa multitud, que fue cobrando un sentido
de presente y futuro colectivo.
Pero también se puede escribir sobre otro gran líder que, sin tener
las dimensiones de Jorge Eliécer Gaitán, es muy importante en las
luchas de nuestro maltrecho pueblo y las luchas continentales e
internacionalistas. Pero entonces, qué se puede decir que no se haya
dicho ya, de un hombre de baja estatura, revolucionario y bromista,
que entregó su vida y obra a la revolución colombiana, la Patria
Grande y los pueblos del mundo. Cuáles ideas y propuestas tendría
para aportar el comandante Milton Hernández, en este momento de
luchas e incertidumbres en el mundo.
Este 9 de abril se cumplen 17 años de la partida física del comandante
Milton Hernández, quien dedicó sus últimos años a la estructuración
del trabajo internacional del ELN, ganándose un lugar en el corazón
de los pueblos que luchan en todo el mundo. Para rememorarlo,
nuestro Frente de Trabajo Internacional lleva su nombre. Es mucho
lo que se podría decir y escribir sobre el comandante, pero ese no es
el objetivo de estas letras. Por ahora solo se trata de mantener en la
memoria a este pequeño gigante.