
Chavela Villamil
Los datos oficiales de desempleo muestran una recuperación
aparente del empleo, pero la pérdida de poder adquisitivo per
cápita, muestra que el aumento de la actividad económica en
gran parte generado por seudoempleo, no significa cambios
significativos en la economía de base.
El modelo económico fomenta la desigualdad y la
contracción de la economía global agudizada en los
últimos meses exacerba el desempleo y, gran parte
de la población ocupada en el empleo informal, no
alcanza a solventar los gastos básicos de manutención. La
falta de empleo sumada a los altos costos de los alimentos
básicos y los servicios esenciales, lleva a que miles de
desempleados recurran al trabajo informal como única opción
de ingreso, generando una burbuja laboral especulativa y
despreciativa en términos de poder adquisitivo, es decir,
el trabajo informal hace que disminuyan la cifras de
desempleo, pero los ingresos per cápita recibidos por esta
actividad son inferiores, a los requeridos para cubrir las
necesidades básicas de una persona y mucho menos de un
núcleo familiar.
Colombia de los peores en la OCDE
En los últimos meses se ha venido presentado una
disminución leve y paulatina del desempleo; sin embargo,
esta cifra no impacta positivamente el empleo formal y el
Producto Interno Bruto (PIB), lo que genera una burbuja
especulativa, que torna inestable el desarrollo de nuestra
economía; según el más reciente dato suministrado por
el Departamento Administrativo Nacional de Estadística
(DANE), en enero de este año el desempleo llegó a 9,5 por
ciento; sin embargo, un reciente informe de la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), reveló
que el año anterior en los países miembros, este indicador
tuvo una media de 4,9 por ciento y, que Colombia ocupo el
segundo puesto con 10,2 por ciento, a su vez nuestro país es
el país con la inflación más alta (5,2 por ciento) de los países
miembros [*].
La estabilidad y dinamización económica está determinada
por la capacidad de poder adquisitivo per cápita, sin este,
el mercado cae en un descenso grave de la demanda y se
desacelera. Por ende, es un riesgo financiero sostener la
productividad con base en una economía informal, aunque
esta garantiza fluctuación de masa monetaria, no permite
generación sostenida y progresiva de poder adquisitivo per
cápita, además pauperiza las condiciones laborales. Basar la
economía en la proliferación del rebusque es cuando menos
un riesgo, porque la proliferación del empleo informal
genera una economía volátil y nos hace proclives a caer en
una recesión económica.
En la mayoría de las economías el empleo bien remunerado es
el motor de los mercados, toda vez que el empleo da solidez
a las economías familiares y otorga poder adquisitivo per
cápita, que inyecta masa monetaria y dinamiza las economías,
en otras palabras, los salarios permiten adquirir productos
y esto hace que las empresas produzcan más y por ende
requieran más empleados, generando la dinamización de la
economía.
Transformar los paradigmas
económicos y productivos
La reactivación y la solidez de la economía se consigue
aumentando el flujo de capital circulante y la creación de
nuevas plazas laborales, además es necesaria una tributación
redistributiva y diferencial acorde al capital neto, esto
dinamiza el poder adquisitivo per cápita aumentando la
demanda, lo cual se traduce en reducción del desempleo y
aumento de la capacidad de producción de las empresas.
La desaceleración económica, la Recesión Técnica declarada
por el Banco de la República, la inflación, el incremento
constante de la Deuda Externa, entre otros, exige una
política de austeridad que permita mitigar estos fenómenos;
es inaplazable un cambio de fondo en el modelo económico,
que disminuya los pasivos estatales, fortalezca y desarrolle
integralmente la producción nacional y equilibre la balanza
comercial, disminuyendo la importación de materias primas
y productos con valor agregado.
Superar la actual crisis económica y el déficit de poder
adquisitivo, implica instaurar una política económica
fundada en la formalización del empleo y la mejoría de las
condiciones salariales, además debe generar una tributación
redistributiva que permita subsidiar capas bajas de la
sociedad, el sistema actual no genera ni inclusión social ni
sostenibilidad ni mucho menos crecimiento y productividad,
por tanto, se requiere un modelo que fomente el desarrollo
integral de la producción nacional, y que a su vez disminuya
el Gasto Corriente e incremente de manera integral el Gasto
Social.