
Comando Central (COCE)
Colombia espera una paz que supere el empobrecimiento y la
exclusión de las mayorías, que haya un Gobierno que le sirva al
pueblo y que las Fuerzas Armadas estatales y paraestatales
dejen de ver a los líderes populares, como un Enemigo Interno
a perseguir y eliminar.
La paz no es buscar un modelo de sociedad donde no haya
conflictos, la paz es que tales conflictos tengan una
solución política, no salidas militares y policiales, como
la que el régimen le propinó al Estallido Social de 2021,
cuando millones de colombianas y colombianos se tomaron las
calles para exigir cambios y transformaciones de fondo, a los
graves problemas que sufre la sociedad colombiana.
Por más de medio siglo los distintos Gobiernos han buscado
imponer una solución militar a la guerrilla revolucionaria,
adelantando operaciones de pacificación que han fracasado,
pues no han resuelto las causas económicas, sociales y políticas
de la gestación de la insurgencia; modelo pacificador fallido al
concentrarse en tratar los síntomas de los problemas nacionales,
que solo buscan estabilidad para los negocios de los grandes
capitalistas, sin resolver los problemas de las mayorías, lo que
desemboca en el crecimiento continuo de la protesta social y la
rebeldía popular.
El reclamo de paz con justicia social lo recogió el Gobierno
progresista instalado en 2022, pero ha sido bajo el cumplimiento
de sus promesas de cambio y democratización del régimen, entre
ellos, los de la publicitada Paz Total, desarrollada con dos agendas:
la prioritaria destinada a la desmovilización y desarme, y una
complementaria que buscaba la participación de la sociedad
en la formulación y compromiso con la transformación de
Colombia, en la que un Acuerdo Nacional asumiera el logro de
tales transformaciones. Faltando año y medio de gobierno, Petro
desechó la búsqueda de la Paz con justicia social y está dedicado
solo a la pacificación, giro a la derecha con que cree que va a
resolver la crisis que sufre su Gobierno.
La crisis del progresismo que gobierna genera desesperanza,
pero no es la crisis de la lucha que busca la dignidad de las
mayorías y de la nación; si falla un intento de cambio, no
implica conformarse y declarar que no hay alternativa distinta
al régimen de la minoría dominante; la esperanza reside en
persistir para lograr una solución política del conflicto y
las transformaciones que la nación reclama; para esta lucha
cuenten con el ELN.