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Antonio García, Primer Comandante del ELN

El congresista norteamericano Scott Perry en su cuenta X
ya venía denunciando lo que ahora nuevamente salta entre
un sin fin de escándalos: “La USAID financió con más de
697 millones de dólares a Boko Haram, Al Qaeda (…) financió
los campos de entrenamiento para estos terroristas. En
Afganistán y Paquistán también financió el terrorismo con
falsos programas”.

Una fuerte y controvertida denuncia realizada en años
anteriores, ahora, en 2025, recobra fuerza en medio
del cambio total de la política internacional de los
EEUU, bajo el gobierno de Trump.

Ainicios de febrero de este año, el nuevo inquilino de la Casa
Blanca, entre muchas decisiones que ha tomado en su primer
mes de gestión, está la radical postura de cerrar la Agencia para
el Desarrollo y Cooperación Internacional -USAID-

Afirmó con vehemencia que gran parte de los fondos de esta
Agencia se han utilizado de manera fraudulenta, sin un retorno
beneficioso para los EEUU.

Esta entidad fue creada en 1961 constituyéndose en un mecanismo
que bajo el amparo de una “ayuda internacional” se había
traducido ya en un perfecto mecanismo de injerencia política en
diversos países, el objetivo no era otro que alcanzar los objetivos
e intereses de los EEUU en las regiones consideradas estratégicas
para el país del norte.

No son pocos los casos que dan cuenta y ratifican esta afirmación,
el caso del golpe de Estado e instalación de una dictadura en
Chile, derrocando al Presidente electo Salvador Allende, más
reciente y bajo una lógica similar se destacan casos como el apoyo
e impulso al fallido golpe de estado contra el entonces presidente
de Venezuela Hugo Chávez en el año 2002, apoyo e injerencia
que se extendió al año 2006, 2009 y posteriores.

Es de recordar que estas acciones de injerencia se han reiterado
por toda la región, solo por referir casos del continente, motivaron
la expulsión de la USAID de Bolivia por apoyo a la oposición en
la creciente desestabilización del gobierno de la época (2013), lo
mismo hizo en su momento el entonces presidente de Ecuador
Rafael Correa, al expulsar a esta agencia de su país (2014).

En Cuba por ejemplo, la USAID financió acciones de desestabilización
mediante el uso de redes sociales, el caso denominado ZunZuneo.
La lista de acciones es larga y las denuncias profundas.

Tal vez uno de los actos de mayor injerencia ha sido la de apoyar
y orientar procesos formativos dirigidos a servidores públicos,
jueces, fiscales, organizaciones sociales, pero sobre todo a medios
de comunicación

Casi 500 millones de dólares fueron destinados a través de la
oenegé Internews Network (IN) incidiendo en una amplia red
de medios consolidando así narrativas afines a los intereses
de los EEUU, es decir, terminó financiando una amplia red de
manipulación y propaganda.

Este amplio mecanismo de manipulación ha resultado ser muy
efectivo para atacar y desestabilizar gobiernos no alineados
con los intereses de los EEUU, generando una matriz de
desinformación, una serie de acusaciones sin fundamento, pero
editadas de manera creíble para incentivar el odio, fue el caso
del proceder contra el presidente Zelaya de Honduras, Fernando
Lugo de Paraguay, Dilma Rousseff en Brasil, atacar todo lo que se
oponga a sus intereses.

Se ha develado incluso, de cómo la USAID ha sido clave para activar
procesos de desestabilización contra el gobierno de Venezuela, con
participación de actores legales e ilegales, matrices mediáticas
desde Colombia, como se hizo durante el gobierno de Iván Duque,
cuando se gestó el entramado de acciones desestabilizadoras y de
profunda corrupción.

Ahora bien, esta lluvia de información que sale a la luz pública,
algunos secretos a voces, otros datos inéditos, no implica nada
satisfactorio a mediano plazo, es solo el cambio de una política
exterior centrada en la amenaza, la coerción, la extorsión y que
premia la indignidad y la sumisión. Esto que nos quede claro.

Sin embargo, esta gran cantidad de información nos resulta de
gran valor.

Colombia figura entre los países con mayor “apoyo incondicional”
de esta finada agencia, recursos que fueron destinados entre
otras, a la implementación del acuerdo de paz de 2016, apoyo a las
investigaciones y labores de la Jurisdicción Especial para la Paz
(JEP) apoyo al tema de tierras, frontera, proyectos en regiones
estratégicas, etc.

Es bueno tener de presente, traer a la memoria los informes
presentados ante la Comisión de la Verdad en el año 2020, uno en
especial titulado: “Desde el inicio hasta el final. Estados Unidos
en el Conflicto Armado colombiano”. Nos deja el interrogante
luego de leerlo, pues, quien ha sido impulsor desde tiempos atrás
de la guerra en Colombia, sin más, funge ahora como impulsor
“desinteresado” de la Paz.

No podemos pasar de largo y estamos obligados a mirar con
atención los receptores de «dineros calientes» del «amo del
Norte», ONGs y algunas organizaciones sociales y hasta
instituciones del actual Gobierno, que lamentan la decisión
de Trump. Piensan que la gente se traga el «sapo» que esos
dineros vienen con destinos bien intencionados.