
Comando Central (COCE)
Han pasado 77 años desde el asesinato de líder liberal socialista
Jorge Eliécer Gaitán, fue el primero, no el último, pues desde
entonces, son millones las víctimas que ha producido el
terrorismo de Estado en Colombia.
Cuando mataron a Gaitán era el candidato más opcionado
para ganar la presidencia, con un programa de cambios
a favor de los de abajo, que además tomaba distancia del
yugo imperialista que avasalla la nación colombiana;
por esto, tanto la oligarquía nacional como los potentados
de Estados Unidos, se confabularon para asesinarlo el 9 de
abril de 1948; tanto esconden este crimen, que aún EEUU
mantiene bajo reserva los archivos que documentan su
participación en este magnicidio, cuando sus propias leyes
establecen levantar la reserva de información, a más tardar
a los 50 años de haber sucedido un hecho.
Todo comenzó 31 años antes, cuando una revolución
convirtió a Rusia en el primer país socialista, sistema
con que se propusieron reemplazar al capitalismo. Desde
entonces, las potencias capitalistas traman todo tipo de
guerras y conspiraciones para evitar que crezcan las ideas
y experiencias socialistas.
Tres años antes, el 9 de mayo, el Ejército Rojo se tomó la capital
de Alemania y obligó a que Hitler el dictador se suicidara,
venciéndolo en una guerra, en la que el fascista pretendió
desaparecer el país socialista que se había desarrollado tras
la revolución rusa; victoria que le costó 27 millones de
vidas, pero de la que salió convertida en una gran potencia
mundial, a la que el capitalismo entonces temía más, con lo
que recrudeció su estrategia contra el socialismo, de la que
fue víctima Gaitán.
Dos años antes, los EEUU crearon la funesta Escuela de las
Américas (SOA, por su sigla en inglés), para adiestrar a
los Ejércitos de los países latinoamericanos en operaciones
para frenar el avance del socialismo, reprimiendo a las
organizaciones populares que tuvieran esa inclinación
política, con lo que avanzaron en estructurar un sistema
neocolonial de países vasallos donde gobiernan con terror,
para proteger los intereses de EEUU y de la oligarquía local.
Un año antes, los EEUU tomaron dos decisiones trascendentales,
adoptaron la Teoría de la Contención, más conocida como Guerra
Fría para luchar contra toda expresión de socialismo, y la
desarrollaron con la Doctrina de Seguridad Nacional, pieza clave
de la política exterior estadounidense como acción preventiva,
que busca destinar las Fuerzas Armadas (FFAA) de cada país,
a combatir al Enemigo Interno no combatiente, calificado de
subversivo por reclamar cambios al capitalismo; al que combaten
con el Terrorismo de Estado, táctica consistente en acciones
coactivas clandestinas, prohibidas por el ordenamiento legal y
encubiertas por la rama judicial, realizadas para preservar el
régimen dominante, para lo cual crean grupos paramilitares,
quienes junto a las FFAA ejecutan las operaciones de terror.
En 1947 también crearon la Central de Inteligencia Americana
(CIA), agencia de espías destinada a realizar operaciones en todo
el mundo, especializada en conspirar y derrocar gobiernos, que
tomen distancia del dominio de EEUU, operaciones de cambio
de régimen que ejecuta desde entonces, las que ya pasan del
centenar; documentadas por el politólogo Lindsey O’Rourke,
quien concluye que “las operaciones de cambio de régimen,
especialmente las realizadas de forma encubierta, a menudo
han provocado una inestabilidad prolongada, guerras civiles y
crisis humanitarias en las regiones afectadas” [*]. El asesinato de
Gaitán es, por tanto, una de las primeras operaciones de cambio
de régimen ejecutadas por la CIA, con la que parieron el conflicto
interno, que aún no logramos resolver.
A propósito de resolver el conflicto interno colombiano, en 1959
le solicitaron a sir Bertrand Russell que dejara un mensaje para
la posteridad, y esto dijo:
‘En este mundo, cada vez más interconectado, tenemos que
aprender a tolerarnos unos a otros, tenemos que aprender a
soportar que algunas personas digan cosas que no nos gustan.
Sólo así podremos vivir juntos. Pero si queremos vivir juntos,
y no morir juntos, debemos aprender un tipo de caridad y un
tipo de tolerancia, que resulta absolutamente vital para la
continuación de la vida humana en este planeta’.