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Antonio García, Primer Comandante del ELN

Dicen las buenas y malas leguas que a una de las reuniones
previa a su viaje a China, Petro llegó completamente
descompuesto, fuera de sus cabales a causa de extraños
sueños o alucinaciones.

Volvió a decirles a sus allegados presentes que el
ELN lo iba a matar. Se le notaba mucha inseguridad
en su rostro y ademanes. Los presentes se miraron
entre sí, callaron y se guardaron las incertidumbres
o mala suerte que en dicho viaje podrían asaltarlo.

Las lengus le siguieron los pasos a Petro por las lejanías
del Asia Pacífico, pues conocían que en el gobierno de Xi
Jinping había severas molestias, pues dos años atrás, había
designado a su embajador en Colombia, para preparar la
agenda y el viaje del presidente de Colombia a China, pero
tan solo faltando veinte días Petro confirmó su visita, y en
esas lejanías se sabía que no existía ninguna preparación de
agenda.

Desde antes del viaje ya el Gobierno chino había manifestado
su inconformidad por la falta de rigor, ya que la comitiva no
llevaba propuestas concretas con los respectivos estudios
técnicos.

Cuentan las lenguas que Laura Saravia había informado a
Petro las exigencias y el rigor chino en estas gestiones, pero
no le prestó atención alguna, pues estaba convencido que
con su «iluminado» discurso envolvería a Xi Jinping y lo
rendiría a sus pies. Luego le echaría la culpa a Laura Saravia
del fracaso de su soñada «colonización» de China, por eso
Colombia y el mundo no la verían en el séquito que acompañó
a Petro en la destemplada alocución televisada desde China,
la noche que el Senado le hundió la Consulta.

Así las cosas, el único “logro” fue la firma de un Memorando
de entendimiento para la adhesión a la Ruta de la Seda, un
documento sin valor jurídico, ausencia de compromisos
concretos. Todo resultó un fracaso.

Por eso, para mejorar su suerte, le recomiendo a Petro que
no tenga malos sueños con el ELN. Claro, no es culpa del ELN
que él improvise y alucine tanto.