
Antonio García, Primer Comandante del ELN
En la apertura del reciente Consejo de Ministros, una vez más Petro
salió con una de sus destempladas intervenciones. “Han asesinado
a varios líderes indígenas Awa en el litoral pacífico de Nariño.
Acaban de matar a Luis Aurelio Araujo y a sus escoltas indígenas,
quienes también estaban vinculados a la Unidad Nacional de
Protección. La muerte de los tres en su carro fue absolutamente
bárbara, dantesca. Lo realizó un grupo del ELN».
A más de destemplada dicha aseveración está
completamente fuera de la realidad, olvidando lo que
él mismo ha hecho en Nariño; son recurrentes los
olvidos, por tanto, un asunto preocupante.
Es Petro quien definió hacer una caricatura de paz con la Banda
de HH, el agente de inteligencia que tenía las misiones contra
el ELN, haciéndolo pasar como un proceso de «paz territorial» en
Nariño. Es totalmente claro que el ELN no tiene guerrillas en
esa parte del país, como tampoco realizó los viles asesinatos del
Dirigente Awa y sus dos escoltas.
Quienes están en dicho territorio son la Banda de HH y sus
compinches de las Autodefensas Unidas de Nariño, creadas por
HH en complicidad con las Fuerzas Militares del Estado.
Los hechos están a la vista de todo mundo en la región y es
de sentido común relacionar los acontecimientos. Triste y
lamentable la situación mental del jefe de Estado, que no alcanza
a hilar los hechos que han desencadenado su tan mentada «paz
territorial».
Fuera de toda cordura también señaló: «La paz de los cadáveres,
la paz de los sepulcros. Malditos. Con la sangre indígena no
se juega». Quien maldice las acciones que han realizado sus
protegidos, es maldición que le cae a él mismo. Qué desdicha
tratar de castigar a otro y terminar castigándose así mismo.
Efectivamente, por más mentiras que diga, esas muertes son
producto de su irresponsabilidad.
Cuerdo o no, Petro está dedicado a proteger bandas de esa calaña,
igual lo hace en el Catatumbo con la Banda del 33, responsable
ya de numerosos asesinatos de civiles, y al final terminará
sembrando su versión de paramilitarismo como lo hizo en Nariño.
Jamás la verdad se construye en la mente alucinante de un
individuo, ella es producto de lo que las comunidades construyen
en la realidad objetiva. La mentira siempre queda como basura
en la vera de los caminos; entre tanto, la historia sigue de largo
construyendo futuros.