
Damaris Izaguirre
El Tío Sam para mantener su poderío y hegemonía como
imperio, interviene con fines belicistas para sacar ventajas a
favor de sus intereses, lo que lo lleva constantemente a mover
el ajedrez geopolítico y patrocinar guerras, así sostiene un
imperio en decadencia.
El imperio norteamericano desde siempre ha estado
tras las sombras y los escenarios moviendo las piezas
del ajedrez geopolítico, para adecuar los contextos
a sus intereses imperialistas, por eso lleva varios
siglos orquestando un plan maquiavélico, donde financia
ejércitos, apoya naciones para que despojen tierras a otras,
Golpes de Estado, atentados y autoatentados, entre otros; este
se ha convertido en el modus operandi del Tío Sam, siembra
guerras, para vender armas mientras ofrece paz y libertad;
esto queda más que demostrado con lo que está parando con
Irán y la declaración de guerra hecha por Trump.
El intervencionismo del Tío Sam en la política interna y
autonomía de los pueblos, en especial en los de América
Latina, impulsa su Doctrina de Seguridad Nacional,
que considera Enemigo Interno, a todo aquel que tenga
contradicciones políticas con el régimen, que debe ser
perseguido y exterminado sin importar el medio o el método
que se utilice.
En América Latina ya dejó claro quiénes serán los pajes y
aliados serviles a su política de remozamiento de un imperio
decadente, donde Gobiernos de derecha como los de Milei y
Bukele, serán la piedra angular de una política que pretende
evitar la expansión de china, en lo que el Tío Sam considera
que son sus colonias históricas; pero también enfrenta a
Gobiernos que no encajan en su esquema imperial, como es
el caso de Venezuela, y por eso los atacará con dureza, pero
no de frente sino a través de sus esbirros.
Desde que los EEUU asumieron el rol como imperio
hegemónico, han traído la desgracia y la miseria a los
pueblos que resisten su dominio, es algo que no cambiará
sin importar quién asuma la presidencia, porque el rol de
EEUU no está determinado por los Gobiernos sino por un
régimen global de dominación, que impone y determina
un tal ‘orden basado en reglas’, puestas al servicio de sus
intereses imperialistas.
EEUU es el máximo representante del terrorismo en la era
moderna, y está en manos de la lucha de los pueblos quitarle
su careta y acabar con sus planes imperialistas. EEUU
encontró que la guerra es el mejor camino para expandirse
y sostener su hegemonía, por eso insiste en consolidar la
Otan, que es su mayor instrumento de guerra; mientras
existan guerras podrá vender armas y evitará que los demás
pueblos se desarrollen y lo superen, no es lo mismo un país
con petróleo (oro negro) y en paz, que en guerra y disputa
constante. Este modelo siniestro solo puede ser depuesto,
por la lucha popular unida no de unos pocos, sino de todos
los pueblos del mundo.