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Chavela Villamil

La disminución de ingresos y el aumento del Gasto Corriente
han sobre incrementado el déficit fiscal, agravando la deuda
social existente desde inicios de la República; y exacerbando
el decremento de poder adquisitivo per cápita, la desigualdad
y la pobreza (monetaria y multidimensional).

El desgaste del modelo económico, producto de la
concentración de capital en un reducido grupo
plutocrático, han generado una crisis en la economía
global que se acentúa con mayor fuerza en las
economías dependientes del capital extranjero, lo que
exacerba la brecha de desigualdad. Además, los fenómenos
macroeconómicos globales de las últimas décadas, han
generado una recesión global que incluso afecta a las grandes
potencias.

Déficit y capacidad de endeudamiento

La desaceleración del Producto Interno Bruto (PIB) ha
decrecido el erario, que aunado al incremento del Gasto
Corriente (burocracia, guerra, pago de Deuda Externa),
hecho por este Gobierno desde sus inicios, ha incrementado
el déficit económico heredado de Gobiernos anteriores, hasta
márgenes críticos que ponen en alto riesgo la Regla Fiscal.

Según cifras del Ministerio de Hacienda, al cierre de 2024
la deuda del Gobierno Nacional alcanzó los 1.087 billones
de pesos colombianos -aproximadamente 20,7 millones por
cada ciudadano-, lo que representa un aumento del 20 por
ciento en comparación al mismo periodo del año anterior;
este incremento, equivalente a 179 billones de pesos en solo
doce meses, ha llevado la deuda pública a niveles históricos,
según el Comité Autónomo de la Regla Fiscal (Carf) este
incremento equivale al 61,7 por ciento del PIB, está misma
entidad estima que los intereses de la cuenta corriente, a
corte del primer trimestre de este año representan el 33,9
por ciento del recaudo tributario neto.

El economista Camilo Pérez miembro del equipo de
investigaciones del Banco de la República, plantea que
actualmente el déficit del Gobierno está alrededor de los
138,8 billones de pesos, que equivale al 7,8 por ciento del
PIB, lo que pone en grave riesgo la regla fiscal y la estabilidad
del país.

Por su parte el Fondo Monetario Internacional (FMI)
lanzó varias advertencias frente a las cuentas fiscales del
Gobierno Nacional, en la declaración de su Misión técnica en
Colombia, afirma que el déficit fiscal y la deuda pública de
Colombia han subido más de lo esperado, el déficit colombiano
se incrementó hasta 6,7 por ciento del PIB, lo que lo sitúa
1,1 puntos porcentuales por encima de la meta fijada por
las autoridades en el marco fiscal de mediano plazo. El FMI
enfatizó en que este déficit es reflejo de unos ingresos
tributarios menores de lo previsto y de un gasto primario
por encima del objetivo, ya que la economía colombiana
continúa expandiéndose a una desaceleración pronunciada
que la lleva a una estanflación.

Desde el punto de vista fiscal una de las alternativas que ha
planteado el Gobierno es mover la Regla Fiscal -margen de
endeudamiento del Estado, que actualmente está fijada 71

por ciento del PIB y en este momento asciende a 72,3 por
ciento-; el CARF sostiene que los incrementos presupuestales
hechos por el Gobierno al año anterior y en lo corrido de este
año, llevó a que la carga de interés creciera en 25,9 billones
de pesos, tornando insostenible las finanzas del Estado de
persistir en un esquema de gastos, donde se incrementan
los pasivos mientras decrecen los activos.

Desde el punto de vista fiscal y financiero es completamente
inadecuado mover los límites de la Regla Fiscal, mucho más si
se tiene en cuenta que el capital resultante no se invertiría
en proyectos redituables sino sería inyectado al Gasto
Corriente. El problema de nuestra economía más allá de ser
financiero es de tipo económico, es decir, que en un periodo
de recesión en vez de decrementar el Gasto Corriente, las
políticas económicas apuntan a incrementar los pasivos sin
modificar la prioridad del gasto, en otras palabras, pagar
una deuda con otra deuda.

Otra Política económica

La política económica del país debe estar fundada en favorecer
a todos los colombianos, en especial en subsidiar capas bajas
de la sociedad, y el desarrollo sostenible debe tener como eje
central el aumento del poder adquisitivo per cápita, y no los
beneficios fiscales y tributarios a los grandes empresarios.

La dinamización de la economía requiere un modelo económico
que tenga como base el aumento del poder adquisitivo per
cápita, el desarrollo integral y el fortalecimiento del sistema
productivo nacional y romper la lógica antifinanciera de
una Deuda Externa tóxica e impagable que asfixia el PIB
y devalúa el Peso; además necesitamos recortar los gastos
suntuarios y disminuir, a su vez basar el crecimiento
económico en el desarrollo y la productividad y no en el
incremento de las ventas.