
Chavela Villamil
El modelo económico se ha venido deteriorando, debido a su
esencia monopólica que solo beneficia a un grupo plutocrático
minoritario, mientras la gran parte de la humanidad se sume
en la desigualdad y la pobreza (monetaria y multidimensional).
El modelo económico capitalista ha venido generando
marcadas brechas de desigualdad, las que ante los
últimos acontecimientos macroeconómicos, ha llevado
a que todas las economías sin excepción se desaceleren
e incrementen ostensiblemente su déficit de Gasto Social.
En los últimos años, tanto las economías desarrolladas
como las en vía de desarrollo, han repuntando levemente
sus indicadores, aunque aún sus indicadores se sostienen
en la zona de desaceleración, en la que han estado sumidas
desde el periodo pospandémico. La aplicación continua de
un modelo económico de libre mercado, que monopoliza la
riqueza en un reducido grupo plutocrático, incrementa la
desigualdad y la pobreza (monetaria y multidimensional),
además de desacelerar el mercado global; que incrementa
el déficit de poder adquisitivo, impactando negativamente
el mercado interno, desacelerándolo y acercándonos a una
recesión profunda.
Proyecciones pesimistas
Los recientes movimientos macroeconómicos y la prominente
guerra de aranceles impulsada por las políticas de Trump,
han generado fluctuaciones en las proyecciones económicas
globales, en especial en América Latina y el Caribe, que
enfatizan la deceleración continuada, en la que se encuentra
la economía mundial desde hace más de media década. El
Banco Mundial (BM) hizo una revisión de sus proyecciones,
y provee que la economía colombiana decrezca seis décimas
y para este año pasará de 3,0 por ciento a 2,4 por ciento,
igualmente este año la economía de América latina y el
Caribe decrecerá y no superará el 2,1 por ciento [1].
De igual forma el Fondo Monetario Internacional (FMI)
también actualizó sus proyecciones económicas y coincide
en las proyecciones para Colombia, pero en cuanto a
América Latina y el Caribe la proyección es un poco más
optimista y la ubica en 2,4 por ciento [2]. Además, el FMI
considera que, “China será el principal contribuyente al
crecimiento mundial durante los próximos cinco años, con
una participación de 23 por ciento, -frente al 21,7 por ciento
de hace seis meses-, muy por encima de lo que se espera de
India -15,4 por ciento- y Estados Unidos -11,3 por ciento-.
Colombia es un país con potencial, sostenible y sustentable;
sin embargo, las políticas económicas implantadas durante
varias décadas han generado un sistema que no busca el
incremento del poder adquisitivo per cápita, sino que enfatiza
en la disminución tributaria de las grandes empresas, bajo
el sofisma de que esto genera nuevas plazas laborales, pero
la vida muestra lo contrario, ya que el empleo formal cada
vez se reduce más y el bajo aumento del empleo obedece al
incremento del empleo informal o rebusque, que aunque
produce masa monetaria, genera una economía volátil
susceptible a la inflación y a la recesión económica, debido
a la caída brutal de la demanda.
Uno de los principales problemas por corregir es el desempleo
y ligado a ello la política para el fomento del desarrollo
económico, la cual está fundada en el fracasado dogma
neoliberal del ´Goteo´ o Trickle Down Effect (TDE, por sus
siglas en inglés), donde la productividad y el desarrollo se
sustentan en la reducción de la tributación de las grandes
empresas, para que “la riqueza de los ricos crezca y se
derrame hacia las capas medias y bajas de la sociedad”; lo
cual nunca ocurrió, porque crecieron a la par la desigualdad
social y la concentración de la riqueza hasta el extremo en
unos pocos.
Decrecer el Gasto Corriente
frena la desaceleración económica
La desaceleración económica que sufre nuestra economía,
es un agente que contribuye a la actual crisis económica,
sin embargo, en sí misma esta no es como tal la causante
del déficit económico y financiero; la marcada contracción
de la economía obliga al Gobierno no solo a incrementar la
tributación, sino principalmente a cambiar la política del
gasto y consumo en términos y en lo inmediato disminuir
el Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de
Deuda Externa), además la política tributaria debe cambiar
hacia un método que no se centre en la captación por la
cantidad de contribuyentes, que desangra a la clase media,
sino obligar a tributar más a quien tiene más capital neto,
para incrementar la tributación de los grandes capitales y
empresas con un enfoque redistributivo.
La desaceleración del PIB y el estancamiento de nuestra
economía, prácticamente obliga al gobierno a disminuir el
Gasto Corriente a la vez que decreta un periodo de austeridad;
desde luego esta o cualquier política económica tendiente
a subsanar la crisis económica implica a nivel interno
congelar el presupuesto destinado a la Deuda Externa, y a
nivel internacional nos obliga a negociar la refinanciación
de este pasivo, que asfixia el PIB y pone en colapso nuestra
economía y sostenibilidad financiera. Salir de la Recesión
Técnica y reactivar nuestra economía implica una política
que genere nuevas plazas laborales y a su vez formalice el
subempleo, además de una política económica integral que
repotencie la industria y la agroindustria para suplir el
mercado interno.