Ayer estuvimos hablando de cuáles son los enemigos de la soberanía alimentaria. Recordémoslos hoy: las transnacionales que se quieren adueñar de todas las tierras fértiles del mundo, del agua y de las semillas y por otro lado el estado y el gobierno colombiano, que no tiene políticas para promover la agricultura campesina, sino que aplica leyes que favorecen las transnacionales.

Bueno, ahora hablaremos de cómo están desarrollando las luchas los sectores populares por la soberanía alimentaria.

Recordemos que soberanía alimentaria es garantizar desde los mercados locales y nacionales el consumo de alimentos nutritivos, sanos y ecológicamente producidos. Colombia tiene capacidad para tener soberanía alimentaria, pues tiene 21.5 millones de hectáreas aptas para la agricultura y de esas solo se utilizan 4.9 millones de hectáreas. Es decir que en estos momentos hay más de 16 millones de hectáreas sin producir, mientras hay 5 millones de desplazados.

En el mundo, principalmente en África y Latinoamérica, los campesinos, indígenas, pescadores, ambientalistas y revolucionarios y gente de izquierda están luchando por la soberanía alimentaria.
Están levantando fundamentalmente las banderas de defensa de la tierra, el agua y la semilla como patrimonio del pueblo y de la humanidad.
Hay que entender que si desaparecen las semillas, desaparece la cultura; que sin tierra ni agua no hay vida.
La lucha que desarrollan por la soberanía alimentaria es contra precisamente las transnacionales y los gobiernos neoliberales, como el de Juan Manuel Santos.
En ese sentido hay que sumarnos a esas luchas que se desarrollan en el mundo por la soberanía alimentaria; coordinar esfuerzos, pues son los mismos enemigos.

A nivel local, es decir en la vereda, en el barrio, en el pueblito, se deben organizar de diferentes formas con el objetivo de recuperar las semillas originarias, de hacer bancos de semilla, de todas las variedades posibles, semillas de cilantro, de cebolla, arracacha, yuca, arroz, maíz, papaya, naranjas, en fin de toda esa riqueza agrícola y pecuaria que nos quieren arrebatar las transnacionales y los gobiernos neoliberales como el de Santos. Compartan las semillas entre vecinos, amigos, cooperativas; no vean la semilla como una mercancía, sino como algo que todos debemos tener.
Nosotros sabemos que las mujeres colombianas tienen una gran vocación agrícola, entonces, pues a volver a sembrar la huerta casera; a volver a construir las barbacoas. Sembrar semillas originarias es luchar por la soberanía alimentaria.

No se dejen convencer de esa propaganda que le dan a las semillas transgénicas, sigamos sembrando y comiendo lo que sembraban nuestros padres y abuelos. Sigamos resistiendo para sembrar las semillas originarias, para no dejarnos arrebatar las tierras y para recuperar las que nos han robado; sigamos resistiendo y luchando para que el agua colombiana, sea de los colombianos.
Esta lucha por la soberanía alimentaria es un asunto de dignidad y de necesidad.

Desde esta emisora insurgente, le hacemos un llamado al pueblo colombianos a que tome más conciencia y desarrolle luchas por lo que le pertenece: los alimentos.
La semillas, al igual que la tierra deben ser del pueblo, pero esas semillas y esas tierras que le despojaron al pueblo a punta de asesinatos, desplazamientos y demás formas de terror, no se la devolverán los ricos y multinacionales sino es luchando unidos y sin aflojar.
Es decir vamos luchando por la soberanía alimentaria y a su vez vamos luchando por un gobierno de paz, que obedezca a los intereses de la nación.