¡EL HAMBRE VIOLA LOS DERECHOS HUMANOS!
Dioselina Forero
La Declaración Universal de los DDHH contempla que, “la
libertad, la justicia y la paz en el mundo tienen por base el
reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos
iguales e inalienables de todos los miembros de la familia
humana”; este precepto es opuesto al sistema capitalista que al ser
monopólico y centrar la riqueza en reducido grupo de la población,
se convierte en el primer factor que incrementa la desigualdad y la
pobreza, que son las responsables de la degradación de la dignidad
y la calidad de vida de millones de personas, ¿son los DDHH letra
muerta?
En este contexto la ONU es un estamento espectral, un castillo de
humo, una entidad funcional al sistema dominante, que no solo
permite que unos pocos llenen sus bolsillos mientras millones
mueren de hambre, sino que además guarda silencio cómplice
ante el genocidio recurrente que comete Israel contra el pueblo
palestino, ¿para qué la ONU si no cumple su principal mandato, que
es la defensa de los DDHH?
La desigualdad y la pobreza son problemas estructurales que durante
décadas han sumido a millones en la miseria, sin que ninguno de
los Gobiernos de turno haga algo para mitigarlas; según el Banco
Mundial, Colombia es el segundo país más desigual de América
Latina. A la fecha ningún gobierno –izquierda, derecha, progresista-
ha ejecutado una política integral que extermine la pobreza y
disminuya la desigualdad, ya que ningún Gobierno, ni siquiera el del
Cambio, está dispuesto a ejecutar cambios estructurales y hacer una
ruptura definitiva con el régimen y deponer el statu quo.
Desarrollar los DDHH a plenitud y dignificar la vida de ‘los nadie’
no es algo que se le pueda delegar al Gobierno o a los políticos, es
claro que son serviles al sistema y a los grandes millonarios; por lo
tanto, ‘solo el pueblo, salva el pueblo’, así que la única opción posible
para transformar el paradigma socioeconómico y darle dignidad a
los excluidos, es la lucha popular y ante regímenes violentos como el
nuestro, se hace legitima y necesaria la rebelión armada.