Damaris Izaguirre

El genocidio perpetrado por Israel contra el pueblo
palestino no inició a finales del año pasado, lleva más de
medio siglo, el mismo tiempo en el que los Estados de
manera hipócrita hablan de Derechos Humanos (DDHH),
sin exigir la libertad de Palestina

El conflicto entre Israel y Palestina es histórico, complejo y no se
puede reducir a un asunto bélico; en el fondo, la esencia misma
del conflicto está en la ocupación de Israel sobre la Palestina
Histórica, a quienes ha venido reduciendo a una pequeña
franja sitiada; este apartheid no solo confina a un pueblo, sino que
lo conmina a la extinción social y cultural, cuando el deber ser sería
que Israel desistiera de sus acciones y reconociera a Palestina como
Estado libre y soberano.

Durante más de medio siglo Israel ha venido perpetrando acciones
de despojo y segregación contra el pueblo palestino, que no son solo
los constantes bombardeos indiscriminados, que en su gran mayoría
ejecutan contra instalaciones civiles -edificios habitacionales-, sino
incluso contra instalaciones humanitarias como hospitales, que
tienen especial cuidado e inmunidad dentro del Derecho Internacional
Humanitario (DIH); acciones que son una violación flagrante contra
los DDHH y el DIH, que configura un genocidio continuado, crímenes
que los Estados se acostumbraron a ‘mirar para otro lado’ y a guardar
silencio cómplice mientras miles de inocentes mueren.

Después de tanto tiempo de brindar impunidad al genocidio
perpetrado por Israel contra Palestina, la Corte Internacional
de Justicia (CIJ), por fin decidió tomar medidas contra Israel y
adelantar un juicio en su contra por Genocidio; sin embargo, esta
acción se queda corta y debería extender los cargos a EEUU, ya que
obedeciendo a sus intereses geopolíticos y geoestratégicos, se ha
dedicado a apoyar política, financiera y militarmente a Israel en
este Genocidio continuado, incluso es quien siempre ha vetado las
medidas de protección, que han intentado declarar una tregua para
ejecutar acciones humanitarias, que protejan a miles de palestinos
no combatientes.

Los hechos históricos dejan sentado, que ante la injerencia de EEUU
es poco probable que el juicio que adelanta la CIJ condene a Israel
por Genocidio; por lo tanto somos los pueblos indignados los que
debemos exigir a nuestros Estados, que tomen verdaderas acciones
para proteger al pueblo palestino y darles lo que durante décadas
les ha sido negado, su autodeterminación y libertad.