Camila Martínez

Provengo de una familia netamente campesina, papá,
mamá y 7 hermanos. Mi niñez fue de mucho andar; íbamos
de finca en finca trabajando con mi padre y hermanos
para conseguir lo básico para la familia.

Soy la mayor de mis hermanos, así que desde muy pequeña asumí
el trabajo como la posibilidad de ayudar a mis papás y a mis
hermanos más pequeños. Aprendí todo lo del campo, cultivar la
tierra y criar animales.

A los 15 años ya estaba conviviendo con una pareja y tuve mi primer hijo
un tiempo después. Nacida y criada al calor de las guerrillas, ingresé al
ELN porque me gustó su forma de tratar a la gente, porque eran como
yo, trabajadores y andariegos.

En el ELN aprendí muchas cosas, desde leer y escribir porque aquí lo
que uno no sabe lo va aprendiendo con ayuda de los compañeros. Yo
enseñaba a los guerrilleros urbanos a sobrevivir en el monte y ellos me
enseñaron a mí la escritura, matemáticas, ciencias, de todo un poco.

Me volví salubrista porque me gusta poder ayudar a quien tiene un
dolor, poder aliviar es una gran satisfacción para mí y por esa senda,
terminé siendo también médica de guerra. Al principio, curaba
principalmente con hierbas, que la misma gente de la región conoce,
las que sirven para calmar dolores, las que sirven como antibióticos,
y así. Después aprendí el conocimiento más especializado en cuanto
al vademécum, para el tratamiento de enfermedades y atención de
heridos.

Aquí en el ELN tuve al resto de mis hijos y con ayuda de las compañeras
y compañeros y de las comunidades me los ayudaron a criar y fueron
saliendo adelante, hoy ya son adultos con sus propias familias y
comprenden la vida que nos tocó vivir a las guerrilleras y guerrilleros,
para tratar de que algún día las cosas sean mejores para toda Colombia.
Algo muy bonito que me llena de alegría es enseñar, así como me
enseñaron a mí. He pasado muchos años como formadora, instructora
y en esa tarea una se vuelve madre, hermana y madrina de compañeras
y compañeros, quienes van compartiendo a una sus historias de vida,
sus dolores y sueños.

Hoy he asumido tareas de conducción y sigo aprendiendo lo que me
falta y enseñando lo que he aprendido con aporte de tantas compañeras
y compañeros, mandos y la gente humilde de las regiones, por las que
fui pasando haciendo el trabajo social.