Claudia Julieta Parra
Las políticas económicas y financieras implantadas en
nuestro país durante décadas deficitarias, lo que obliga
a todos los gobiernos a acudir a nuevos empréstitos
-pagar deuda con deuda-, generando un déficit de Cuenta
Corriente -Deuda Externa (DE)- que es insostenible.
El pésimo manejo de la política económica y financiera durante
las últimas décadas, se basa en el incremento del gasto corriente
(burocracia, guerra, pago de intereses de DE) , junto a una
política de gasto regresiva en términos de productividad, en
que los egresos superan los ingresos; esto ha llevado a que el Estado
constantemente se vea obligado a incrementar la cuenta corriente,
según el Banco de la República, en enero de este año el gasto de
DE tuvo un incremento de 1.674 millones de dólares, llevando este
pasivo a los 198.034 millones de dólares, que equivale al 54,1 por
ciento del Producto Interno Bruto (PIB), desde luego esto asfixia el
PIB e incrementa el déficit de gasto corriente.
Contrario a la política económica que durante décadas ha mantenido
el Estado y que este Gobierno ha replicado, esta semana el presidente
Petro afirmó: “voy a hablar con la directora del Fondo Monetario
Internacional para cambiar esa deuda de corto plazo para un largo
plazo”; posteriormente el Ministro de Hacienda manifestó que el,
“presidente me pidió que concertara una reunión con Kristalina
Georgieva (directora del FMI) para mirar alternativas frente a esto,
porque es el crédito que hay que pagar más rápidamente e implica
un flujo de caja fuerte».
El Presupuesto General de la Nación (PGN) para 2024, destina 94,522
billones de pesos a los intereses de la DE, lo que equivale al 18,81
por ciento del PGN y se convierte en uno de los principales egresos
que incrementan el gasto corriente; por lo tanto, aliviar el déficit
fiscal interno tiene implícito decrementar presupuesto destinado al
gasto corriente, de lo contrario de nada serviría refinanciar la DE.
El Presupuesto General de la Nación (PGN) para 2024, destina 94,522
billones de pesos a los intereses de la DE, lo que equivale al 18,81
por ciento del PGN y se convierte en uno de los principales egresos
que incrementan el gasto corriente; por lo tanto, aliviar el déficit
fiscal interno tiene implícito decrementar presupuesto destinado al
gasto corriente, de lo contrario de nada serviría refinanciar la DE.