Claudia Julieta Parra

El Banco de la República utiliza las tasas de interés
para regular la inflación; pero mientras la inflación ha
decrecido a casi la mitad de su pico más alto, la tasa de
interés la mantienen alta, afectando el poder adquisitivo
y generando una caída abrupta de la demanda.

Múltiples fenómenos macroeconómicos
de los últimos años atrás impactaron
los mercados y generaron una ola
inflacional global, que golpea con
mayor fuerza a los países dependientes del
capital extranjero. Como medida para mitigar
la inflación los Bancos Centrales optaron por
incrementar la Tasa de Interés (TI), medida que
ha resultado insuficiente además de generar
una pérdida de poder adquisitivo per cápita,
que a la fecha tiene una caída de la capacidad
de compra cercana al 30 por ciento.
El incremento de la TI inició en abril de
2022 cuando la inflación era de 9,23
por ciento, teniendo su pico más alto
en septiembre de 2023 cuando la TI
llegó a 13,25 por ciento confrontada
a una inflación de 11,40 por ciento;
actualmente el índice de inflación
oscila en 7,16 por ciento, sin
embargo, la TI continua

muy alta en 12,75 por ciento. Además, el Banco de la República
ha sido enfático en afirmar que el decrecimiento de la TI no será
superior a los 50 puntos porcentuales por trimestre.

En la práctica incrementar tasas de interés es una medida inocua y
ocasiona el efecto contrario, ya que genera una pérdida de poder
adquisitivo que es la responsable de la paulatina caída de la inflación
por el desplome de la demanda, pero a su vez, impacta duramente
el costo de vida e incrementa a pobreza, ya que los productos
básicos conservan un alto costo y por su fuera poco hay menos masa
monetaria para adquirirlos.

La otra razón por la cual es negativo seguir sosteniendo la TI alta,
es que esta determina la Tasa de Usura y por ende incrementa el
costo de los intereses de los créditos, en especial los créditos de
consumo; cabe agregar, que dos tercios de la población cubren sus
gastos básicos a través de créditos de consumo, por lo tanto una
TI alta beneficia a la Banca pero desacelera el mercado interno e
incrementa el déficit de costo de vida, pauperizando las condiciones
de vida e incrementando la pobreza multidimensional y monetaria.

Las medidas para combatir la inflación deben centrarse en mejorar la
capacidad de poder adquisitivo, ya que el valor de los productos está
inferido por la teoría de oferta y demanda, por lo tanto, si incrementa
la demanda el valor de la oferta disminuye y esto decrementa la
inflación. Superar la actual crisis económica y el déficit de poder
adquisitivo, implica instaurar una política económica fundada en la
formalización del empleo y la mejoría de las condiciones salariales,
además debe generar una tributación redistributiva que permita
subsidiar capas bajas de la sociedad, al igual que se requiere un
modelo que fomente el desarrollo integral de la producción nacional.