Antonio García, Primer Comandante del ELN

La Revista Alternativa difundió el pasado 15 de mayo, la
siguiente entrevista con el Primer Comandante del ELN,
Antonio García.

Revista Alternativa: El gobierno del presidente Gustavo
Petro enfrenta serios cuestionamientos de corrupción. ¿Es
consciente de esto la comandancia del ELN?

Antonio García: Las instituciones están imbricadas entre
Estado, Régimen Político y Gobierno, donde no sólo actúa el Ejecutivo.
En este entramado, los órganos de control hacen parte del Estado, y
por lo general se hacen los de la vista gorda. Por lo general todos los
Gobiernos e instituciones practican la corrupción en la medida que
no están vigiladas por los contrapoderes de una Sociedad, de los
pueblos. Por eso hasta las iglesias caen en estas prácticas humanas
y pecaminosas. Sólo la vigilancia del pueblo puede ser salvadora o
sanadora.

¿Cuál es su perspectiva acerca del llamado ‘gobierno del cambio’?

Toda perspectiva es una posibilidad de realidad futura, además de
las circunstancias se requieren capacidades, fuerza social y política.
Pero un gobierno que se apuesta a los cambios o reformas debe
tener una ruta clara, sobre todo si no cuenta con una mayoría
parlamentaria, como acontece en la actualidad. No es que se
niegue la posibilidad de alianzas con otras fuerzas políticas de
centro o democráticas, pero si se piensa en reformas de carácter
popular, dichas alianzas no pueden desdibujar los contenidos de las
reformas. El gobierno, desde su campaña, cuando las movilizaciones
de 2021, se inclinó por llevar las reformas al parlamento, al mismo
escenario que hoy las bloquea. La otra ruta es complementarla con
la movilización popular. El ELN saluda todo esfuerzo que tenga en
cuenta las aspiraciones de transformaciones para Colombia, sólo que
no siempre coincidimos con las formas de hacerlas, hoy el régimen
político las tiene bloqueadas.

Serios cuestionamientos ha hecho usted sobre las divisiones en el
manejo de los diálogos de paz. ¿Insiste en ellos?

En la Delegación del Gobierno, además de improvisación, existen
diferencias de visiones y de criterios, si bien puede afectar el proceso,
es asunto del Gobierno que lo quiera así, pues desde el Presidente
para abajo están convencidos que el ELN está dividido y acorralado.
El ELN sólo cumplirá lo que acuerda en la Mesa, no está obligado
a cumplir lo que los integrantes de esa delegación le digan a las
empresas de comunicación, como tampoco lo que se inventen en
la matriz mediática. Sin duda que en la agenda del Gobierno con el
ELN sigue manifestándose la visión y plan contrainsurgente de las
Fuerzas Militares, su alianza con los paramilitares es inocultable.

¿Negociar el Gobierno Petro por aparte demuestra que hay división
en el ELN?

Lo que quedó al descubierto fue un grupo de infiltrados de la
inteligencia militar encabezados por Gabriel Yépez Mejía, que
activaron el plan B, pues ya no podía seguir con las operaciones
militares a nuestro interior, y el Gobierno y sus Fuerzas Militares
los protegieron y los arroparon con un «supuesto proceso de paz
regional». No se ha conocido agenda alguna, ningún acuerdo, pero ya
están legales, protegidos por militares, eso es inédito. Ellos no están
negociando, están protegiendo a sus agentes de inteligencia. No se
necesita investigar mucho para entender lo que está sucediendo.
Luego se irá conociendo la verdad, por eso no tenemos premuras.
Sobre la unidad del ELN, claro que es objeto de ataques del Estado
y sus Fuerzas Militares, no esperamos que ellos hablen bien de
nosotros, no conocemos esas prácticas en la historia donde un
enemigo hable bien de la contraparte.

¿Comandante García para Ud. las disidencias de las FARC son ‘bandas
de traquetos’ como dice el presidente Petro?
El ELN para decir lo que tiene que decir no se apoya en lo que diga o no
Petro, tiene sus propias opiniones soportadas en sus investigaciones
y lo que el curso de la vida ha ido dejando evidente. Dos ejemplos:
Antonio Medina, la misma Fiscalía reconoce que trabaja con las Fuerzas
Armadas colombianas; Arturo Paz también adelantó operaciones
militares en la frontera con Venezuela en un plan coordinado con los
militares colombianos. Hay dinámicas propias de las organizaciones
guerrilleras revolucionarias que requieren procesos, unos ritmos,
tiempos; como son los casos de las incorporaciones, que en ellos
son reclutamientos; también los despliegues territoriales no pueden
hacerse de cualquier manera, pero en estos grupos de Ex-Farc se
hacen en tiempos demasiado cortos; son parecidos a los grupos
paramilitares. De otro lado, no existen procesos políticos sociales
que les interesen, tienen prioridades en los negocios.

En Arauca es claro que los apoya el ejército colombiano, hay más de
26 unidades tácticas cubriéndoles las espaldas.

¿Cree usted en Otty Patiño y Vera Grabe para llegar a un acuerdo
posible de paz?

La política no se hace con base en creencias o suposiciones, ellas nacen
con el análisis de las circunstancias y el cálculo de las capacidades.
Si el Gobierno con Otty y Vera siguen insistiendo en imponer sus
puntos de vista y no respetan lo acordado no será posible. Para el
ELN la paz no se hace con base en un papel con promesas, sino con
acuerdos que hagan cambiar la realidad. Aún no hemos discutido,
ni escuchado a la sociedad en la formulación de una agenda de
cambios, hasta tanto eso no se dé queda un tramo aún muy largo,
promesas incumplidas no acortan el camino hacia la paz.

Estamos a mitad del gobierno Petro, ¿lo veremos firmando la paz,
dejando las armas y ocupando espacios políticos tal como sucedió
con las FARC?
Hasta tanto no haya acuerdos sobre transformaciones y certezas
para que ellas se implementen la paz seguirá siendo esquiva. El ELN
está abierto a seguir construyendo ese camino, a hacerlo más corto
posible, pero eso no depende solo de nosotros.

¿No es suficiente ya con tanta violencia en Colombia?

Habría que hacer los balances de los muertos que produce la violencia
y que tantos los producen otras causas, por ejemplo Yuval Noah
Harari señala que en 2012 los muertos por violencia humana fueron
620.000 en el mundo, la guerra produjo solo 120.000, y el crimen las
otras 500.000. Acontecieron 800.000 suicidios, y la diabetes produjo
1.5 millones de muertes. Y para rematar dice de manera alegórica:
«El azúcar ahora es más peligrosa que la pólvora». Habría que mirar
las causas de las muertes en Colombia y quién las produce más, si
las injusticias de un modelo económico, o «las armas y la persecución
del Estado», qué tantas las produce la violencia paramilitar; y al final
veremos cuál es la verdadera violencia que nos mata a los colombianos.

Insisto, ¿dejarán usted y sus hombres las armas?

Hasta el momento el ELN está cumpliendo con el sagrado derecho
de los pueblos a levantarse en armas, mientras las circunstancias no
cambien seguiremos. La paz no es la desmovilización y el desarme
de la insurgencia armada, mientras las causas que obligaron el
alzamiento armado no sean superadas, los efectos que ello produce
no pueden desaparecer.

¿No cree que si no es con Petro no será con nadie más?

Se pactará con el que entienda qué es la paz, y que no es la victoria
sobre la contraparte, que no es su claudicación para que todo siga
igual, a cambio de unos curules parlamentarios o su legalización. Ese
ha sido el peor error en las historias de todas las negociaciones hasta
ahora.