Claudia Julieta Parra

Ocultan el problema y no lo resuelven, lo que pretenden
normalizar el trabajo informal o rebusque escondiéndolo
en las estadísticas de la Tasa de Desempleo, pues el
rebusque genera un capital liquido fluctuante, volátil e
inestable, que no suple el déficit de costo de vida.

Recientemente el Departamento Administrativo Nacional de
Estadística (DANE) dio a conocer la Tasa de Desempleo de abril
de este año: 10,7 por ciento, una reducción del 0,1 por ciento
frente al mismo mes del año pasado, mientras el empleo
informal continúa aumentando, este abril llegó al 73,7 por ciento,
es decir, de cada 10 personas que laboran 7 lo hacen de manera
informal y con ingresos inferiores al salario mínimo, lo cual tiene
repercusión directa en el déficit del costo de vida.

La reactivación y la solidez de la economía se consigue aumentando
el flujo de capital circulante y la creación de empleo, por ende es
necesaria una tributación redistributiva y diferencial acorde al capital
neto, para incrementar el poder adquisitivo per cápita aumentando la
demanda, lo cual se traduce en reducción del desempleo y aumento
de la capacidad de producción de las empresas.

Subsanar la crisis socioeconómica, dinamizar la economía y enfrentar
su colapso requiere de cambios estructurales de la política económica;
el sistema actual no genera ni inclusión social ni sostenibilidad,
mucho menos crecimiento y productividad; se requiere un modelo
que fomente el desarrollo integral de la producción nacional y
aumente el poder adquisitivo per cápita.

El principal reto del Gobierno es generar una política de empleo
formal que disminuya el desempleo y reduzca el subempleo, por
lo tanto, la reforma laboral que cursa en el congreso, debe centrar
sus esfuerzos en la formalización del empleo, la generación de
nuevas plazas laborales formales y con prestaciones de ley; en otras
palabras, salir de la crisis económica demanda generar empleo bien
remunerado y elevar el poder adquisitivo.