María Fernanda
Desde que estaba niña conocí un poco a la guerrilla, en
el pueblo donde crecí había presencia del ELN y en mi
casa tenían una buena relación con ellos, incluso, nos
ayudaron en varias veces en que las cosas se ponían
difíciles o cuando había problemas en la familia.
Nos ayudaban así fuera con consejos para que fuéramos más unidos
como familia. Mis hermanos trabajaban el campo y yo le ayudaba
a mi mamá en la casa, a veces yo también quería trabajar en el
campo, pero mi papá y mis hermanos no les gustaba que lo hiciera.
Yo veía que en la guerrilla a veces las compañeras también trabajaban
en el campo y también miraba como los compañeros cocinaban y hacían
aseo; como que no había esa diferencia entre hombres y mujeres, esto me
gustó mucho.
Otra cosa que me marcó mucho, es que ellos se preocupaban por el estudio,
al menos si sabíamos leer y escribir, si íbamos a la escuela y todo eso. En la
familia uno terminaba la escuela y ya, seguía era trabajar; entonces si uno
tenía ganas de estudiar más, pues era difícil y esto luego no se pensaba
mucho, por eso mismo.
Ya más grande estando en la casa con mi familia, uno de mis hermanos
se empezó a incorporar al ELN. A papá y mamá al principio les dio mucho
miedo y tristeza, pero luego veían que estaba bien y a veces venía a la
casa y nos contaba cosas, de estudios, de enseñanzas que le daban en
la guerrilla. A mí esto también me empezó a gustar y entonces cada que
podía les hacía preguntas y quería conocer más.
Papá y mamá vieron que a mí me gustaba y me decían que primero supiera
bien y que además ya tenían un hijo en la guerrilla, que de todos modos era
una decisión mía, pero que tenía que ser firme. Así fue que yo me empecé
a relacionar con el ELN, no propiamente como combatiente sino más como
colaboradora, ayudaba en cosas. Y como había confianza conmigo y mi
familia funcionaba así, y también iba aprendiendo más.
Una vez me invitaron a un cursillo donde iban a enseñar varias cosas,
yo quise ir porque me gusta aprender. Y estando allá como una semana
nada más, me gustó mucho la forma de ser de la gente, el trato y el
relacionamiento. Me sentí como que esto me llamaba y entonces empecé
a pensarlo ya más en serio.
Luego ya pedí la incorporación y empecé a formarme como Elena. Al
principio fue duro porque de todas formas cuesta. Luego fui creciendo y
aprendiendo. Pude ser parte de las actividades para ayudar a la gente, para
enseñarles cosas y entendí mucho más el porqué de las armas. Aquí he
aprendido a vivir en colectivo, a querer y respetar la comunidad. También
en labores que nunca pensé y que hoy puedo hacer como parte del ELN.