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Claudia Julieta Parra

La crisis económica que vive Colombia y los altos índices de
inseguridad que aquejan a casi la totalidad del país, son los
problemas que más preocupan a la población; la deceleración
económica y la pérdida de poder adquisitivo per cápita también
intranquilizan a los colombianos.

El más reciente estudio del Centro de Investigación
Económica y Social de Fedesarrollo, el Índice de
Incertidumbre de la Política Económica en Colombia
(IPEC), deja claro que la situación económica del país
es el factor que más preocupa a los colombianos; según las
cifras, en septiembre el IPEC se situó en 269, lo que equivale
a un aumento de 54 puntos. Este indicador plantea que las
principales preocupaciones se centran en la política económica,
social y geopolítica (finanzas) con un 51,4 por ciento, seguido
por actividad económica (desarrollo) con un 23,7 por ciento.

Según Fedesarrollo, los bajos niveles de nuestro mercado y la baja
inversión han tenido un impacto directo en el lento crecimiento
de la economía, además desde el enfoque de la demanda, el
comportamiento de la formación bruta de capital sigue siendo la
principal barrera para lograr un mayor dinamismo económico,
al completar cinco trimestres consecutivos de contracción,
igualando la duración de la contracción observada en la inversión
durante la pandemia. Por lo tanto, el país está lejos de alcanzar un
punto de equilibrio a largo plazo y el horizonte seguirá nublado
por un tiempo más.

La desaceleración del PIB y el estancamiento de nuestra economía,
hace inaplazable un cambio en los patrones de consumo y las
políticas de gasto, lo que hace imperante la disminución del
Gasto Corriente (burocracia, guerra, pago de intereses de Deuda
Externa -DE-), a la vez que se aplica una política de austeridad
que implica disminuir gastos suntuarios y la burocracia estatal,
además de disminuir o congelar los aportes del presupuesto
general al pago de DE, ya que este dinero no disminuye la deuda
de capital, tan solo amortizan los intereses, con un alto costo que
se carga al déficit fiscal.

Es imposible superar la crisis económica y financiera, mientras
conservemos las mismas políticas económicas que son deficitarias
en términos de desarrollo social integral; además, la dinamización
de la economía implica el incremento del poder adquisitivo per
cápita y este solo puede aumentar en la medida que se formalice
el empleo y se generen nuevas plazas laborales acordes al Costo
de Vida de la población.