Comando Central (ELN)
Los Estados Unidos parecía que ya tenían suficientes
Bases Militares en Colombia, hasta que Gorgona, nuestra
mayor y más bella isla en el Pacífico, fuera entregada
como su nueva Base Naval, para ser abusada en las
guerras eternas del imperio, la que dicen librar contra las
drogas.
Cómo ocurre esta entrega bajo un Gobierno que se proclama
progresista y defensor de la Madre Tierra? Todo lo inició el
Gobierno de Santos (2010-2018), el mismo que tuvo la maléfica
idea de volver a Colombia socia de la OTAN, cuando en 2015
era su Ministro de Medioambiente Murillo, el actual embajador en
EEUU, quien dio el gran golpe al estilo del ‘todo vale’, pues según el
Exsenador Robledo: “el radar y la Base Militar en el Parque Natural
Isla Gorgona empezó torcido: la llamada ‘licencia ambiental’ se
tramitó en 29 días y a las escondidas y sin consultarle a nadie. Se
aprobó un 31 de diciembre, día en que suelen aprobarse los torcidos
en Colombia”.
En 2018 llegó el gobierno de Petro, suspendió las obras hasta no
evaluar el daño ambiental y ahora sin esta evaluación, anuncia el
reinicio de tales construcciones. ¿Por qué tanto desenfreno?, ¿por qué
no instalan ese radar en otra parte? y ¿por qué estalla este escándalo
el 12 de febrero pasado? Porque el 2 de febrero, Petro denunció una
conspiración para echarlo de la presidencia, el 5 lo visitó J. Finner
el segundo jefe del Consejo Nacional de Seguridad (NSC de EEUU),
donde se dice que la potencia del norte le dio su respaldo, a cambio
de Gorgona; el 8 el Secretario de la OEA, un parlante de los gringos,
“condena las amenazas de interrupción del mandato de Petro”, por
esto, 4 días después, hicieron el anuncio del reinicio de obras para la
referida Base Militar.
La operación más retorcida corre por cuenta del Gobierno gringo,
quien ejecuta un entrampamiento típico de su actuar imperial:
por un lado su Departamento de Justicia empuja al Fiscal General
colombiano para que asedie al Presidente progresista, provocando
la ruptura institucional denunciada por Petro, mientras por el
otro flanco, aparecen raudos el NSC y el Departamento de Estado
a brindarle respaldo para que no lo derroquen, y el botín lo cobra
la Oficina Internacional de Narcóticos y Aplicación de la Ley (INL),
que es la que ha invertido en la construcción de la Base Militar en
Gorgona.