LA SUPUESTA PAZ TOTAL CON EL ELN
Paula Solano
El Gobierno firmó con el ELN desarrollar una paz con
transformaciones, pero siguió dando curso al plan
contrainsurgente de gobiernos anteriores, con el que buscan
el exterminio de esta guerrilla y sus bases sociales, perfidia que
el gobierno pretende que acepte el ELN.
El Cese al Fuego Bilateral Nacional y Temporal (CFBNT)
empezó a regir el 3 de agosto de 2023 y terminó el
3 de agosto de 2024. Cese que fue prorrogado en
febrero durante el VI Ciclo de la Mesa de Diálogos
en Cuba, prorroga en la que se ajustaron los protocolos de
acciones específicas, así como el protocolo de evaluación,
ajustes realizados para que el Mecanismo de Monitoreo y
Verificación (MMV) pudiera hacer un mejor trabajo.
Sin embargo, para la misma fecha en que se prorrogó el
CFBNT en Cuba, la Oficina del Consejero Comisionado de
Paz anunciaba la apertura de un dialogo político al que
denominaron paz territorial con una fracción del ELN,
camuflando un acto de guerra como un proceso de paz,
cuando se trató de una operación de inteligencia en contra
del ELN en medio del cese.
Esta realidad llevó al congelamiento de los diálogos y
al retiro de la delegación del ELN del MMV, por lo que
esta instancia siguió trabajando exclusivamente en la
clasificación de información, tarea que finalmente el
ELN decidió suspender, por las continuas mentiras que
difundió el componente gubernamental en los medios de
desinformación, desconociendo el trabajo realizado por
el componente eleno en el MMV. Para dar garantías de la
continuidad del cese en medio de la crisis, el ELN dejó activo
un canal de comunicación, para prevenir incidentes con las
Fuerzas Militares del Estado.
Guerra mediática y de confusión
El inicio del 2024 estuvo atravesado por la concreción
de una operación de inteligencia militar en Nariño, que
permitió propinarle un golpe al ELN. Al mismo tiempo que
se desprestigiaba en medios de comunicación al ELN, con
falsos informes sobre violaciones al cese, cuando quien
estaba incumpliendo abiertamente el acuerdo de CFBNT era
el gobierno nacional.
En dicha matriz mediática, se vendió la imagen que el ELN es
una organización que “afecta a la población civil, impide el
desarrollo y el libre movimiento de las comunidades rurales,
siendo un factor de desestabilización para la economía
regional”, matriz que fundamentaron tergiversando
información del MMV, mostrando al ELN como violador del
acuerdo del CFBNT.
Además, dicha matriz tiene como premisa que el ELN no
es una organización guerrillera, por el contrario es una
organización dedicada a las economías ilícitas que afectan al
pueblo, por ejemplo, se difundió ampliamente que llevaban
a cabo operaciones militares en contra de estructuras
de narcotráfico, presentadas como propiedad del ELN.
Curiosamente, muchos de los laboratorios
supuestamente incautados al ELN, en
realidad pertenecían al grupo de Nariño
apadrinado por Otty Patiño.
De forma que se ha repetido hasta el cansancio que el
ELN es “una organización sin realidad histórica, que
debería dejar las armas con celeridad, que es terca
y no quiere aceptar esta oportunidad, que si aprovecha
la fracción de Nariño”. Matriz creada para generar confusión,
desdibujando al ELN y queriendo mostrar que en Colombia la lucha
armada no tiene vigencia, porque además desconoce
el conflicto político que ha vivido el país por
décadas, diciendo que todo lo que ocurre en el país es obra
de bandas multicrimen interesadas en economías y rentas
ilegales, olvidando el factor de exclusión, persecución y
estigmatización, la falta de democracia y el papel que ha
tenido la reacción colombiana en generar estas condiciones
en su beneficio.
Despliegues militares y paramilitares durante el CFBNT
A la par de la guerra mediática y de confusión, durante
el cese aprovecharon las Fuerzas Militares para copar
territorialmente, zonas a las que no ingresaban fácilmente
por la acción militar del ELN, utilizando el acuerdo de cese
para provocar y desestabilizar a las fuerzas elenas en sus
zonas de presencia; de forma constante enviaban formatos
al MMV denunciando la presencia y existencia de unidades
del ELN en los territorios, como si fuera una violación del
CFBNT.
Simultáneamente, siguieron los despliegues militares en los
territorios en abierta connivencia con el accionar paramilitar,
como en el Chocó, Arauca, Antioquia, Cauca y Sur de Bolívar.
En medio del cese las fuerzas del Estado, por acción u omisión,
apoyaron los despliegues de narcoparamilitares y cubrieron
sus repliegues, aprovechando el CFBNT con el ELN, porque
no podían ser atacados por la guerrilla. Obligando a que el
ELN tuviera que tomar medidas, legítimas dentro del DIH,
para proteger sus unidades y la población civil de estas
incursiones narcoparamilitares.
Se registraron varios choques entre unidades del ELN y
de las Fuerzas Militares, momento en el que se activaban
por parte del componente gubernamental los canales de
prevención exigiendo al ELN la retirada, en algunos casos
lo que estaba ocurriendo es que las unidades guerrilleras
intentaban atacar al paramilitarismo y terminaban en
choque con las Fuerzas Militares, situación que se presentó
fundamentalmente en Antioquia y Sur de Bolívar.
En otros casos, nunca activaron los canales de prevención
aun sabiendo que estaban acercándose a las fuerzas elenas,
pues intentaron golpear las unidades del ELN reiteradamente
con perfidia, como es el caso del ataque en el área rural de
Cúcuta, en Boyacá y acciones reiteradas en Arauca, casos en
los que resultaron varios combatientes muertos y capturados
del ELN.
En declaraciones que dieron los altos mandos militares
justificaron sus acciones militares en medio de un acuerdo
de CFBNT, de hecho, reconocieron haber atacado al ELN,
al mismo tiempo que continuaron con sus operaciones
de inteligencia y desmovilización en Nariño y Chocó, es
decir desconocieron abiertamente que existía el acuerdo
y continuaron en lógica de atacar militarmente al ELN.
Entonces, ¿las Fuerzas Militares no obedecen al presidente?
La penetración mafiosa dentro de las Fuerzas Militares
Días antes del 3 de agosto de 2024 cuando terminó el cese,
las Fuerzas Militares colombianas empezaron maniobras de
desestabilización del acuerdo, de despliegue territorial y
apoyo a las fuerzas paramilitares desde sus Bases Militares
de forma mucho más abierta, como en Arauca y Chocó, Bases
desde donde enviaban refuerzos a las bandas o les prestaban
servicios médicos y de evacuación a sus heridos en combate.
En medio del congelamiento de los diálogos, una vez
terminado el cese, desde el Ministerio de Defensa dieron
la orden perentoria de activar las operaciones militares
en contra del ELN (directiva que nunca se suspendió en
realidad), mientras que el ELN hizo una declaratoria de cese
al fuego unilateral de 20 días como gesto de buena voluntad,
esperando a que el gobierno nacional cumpliera un acuerdo
hecho desde diciembre de 2022, el de retirarlo de la lista de
GAO de la ley 1908.
El ELN ha manifestado en la Mesa de Diálogos que no activará
una campaña militar en contra de las fuerzas del Estado en el
presente gobierno, pero tampoco dejará su accionar militar
cuando está siendo atacada. Mientras que las fuerzas del
Estado y sus instituciones continúan en planes de guerra,
con el fin de debilitar estratégicamente al ELN, bajo la
premisa de llevarlo debilitado a la mesa de negociación.
La nueva estructuración de las Fuerzas Militares, con
la disolución de las Fuerzas de Tarea, obedece a nuevas
realidades militares en los territorios, así como a la necesidad
de limpiar las instituciones militares, luego de las miles de
denuncias contra las Fuerzas de Tarea por su compromiso
con el narcoparamilitarismo. Esta restructuración no
está diseñada para democratizar las Fuerzas Militares o con base al cumplimiento de los Derechos Humanos, sino exclusivamente en la adaptación de unas fuerzas que
conviven con el narcoparamilitarismo, para garantizar el control territorial
a los megaproyectos de minería e infraestructura, donde desaparezcan
de forma definitiva los intereses sociales, comunitarios y
populares, continuando con la exclusión, persecución
y estigmatización, profundizando la sociedad
antidemocrática en laque vivimos.
La Guerra Fría de la OTAN en Colombia
Sumándole a esa estructuración, el propósito de ir
resquebrajando a la guerrilla del ELN con operaciones
militares disfrazadas como de apoyo a las comunidades,
operaciones coordinadas entre Fuerzas Militares y la
Oficina de paz de Otty Patiño, hechas para quitarle las bases
populares al ELN y así poder propinarle golpes certeros.
La mejor muestra es lo que está ocurriendo en Nariño con
el falso proceso de paz de una fracción del ELN, presentado
como un proyecto de paz territorial en favor del pueblo y
sus intereses, pero a su cobijo han venido creando nuevas
estructuras narcoparamilitares, con el objeto de controlar
territorialmente y proteger grandes inversiones mineras;
falsamente se disfraza como un proyecto de colaboración y
de favorecimiento a las comunidades mineras, pero lo que se
esconde son prácticas de despojo a dichas comunidades, que
no podrán subsistir allí, ante nuevas lógicas de violencia
paramilitar.
La misión de las Fuerzas Militares y de Otty Patiño de
acabarle las bases sociales al ELN, es la repetición de la
orden de Estados Unidos, en su plan antisubversivo de
“quitarle el agua al pez”, que considera a las organizaciones
sociales y a sus líderes en los territorios, como el Enemigo
Interno a quien deben perseguir y exterminar, orden que
es la determinadora del Genocidio en curso en Colombia;
denunciado por el magistrado Alfonso Reyes Echandía:
“Aunque en Latinoamérica constitucional y políticamente
el ejército tiene como misión defender la independencia y
soberanía nacionales, a partir del triunfo de la Revolución
cubana comenzó a abrirse paso la tesis de que el enemigo
de la soberanía ya no provenía del exterior, sino que estaba
arraigado en el interior del Estado”.
Magistrado que las Fuerzas Militares asesinaron en la retoma
del Palacio de Justicia, que hicieron en noviembre de 1985.
La incapacidad del Gobierno
para firmar un nuevo Cese
Terminado el CFBNT, la institucionalidad
para la paz, en cabeza de Otty Patiño, ha
dicho que de firmarse otro Cese al Fuego
con el ELN, las condiciones deben ser
diferentes, donde los protocolos tengan
mayor restricción para el ELN, porque
ellos conciben que los acuerdos los
debe cumplir una sola parte, mientras
que el Estado puede lavarse las manos
fácilmente y continuar con planes de
guerra en medio de las negociaciones
de la Mesa, en la lógica de que nada está
acordado y siguen tras lograr
el desarme, desmovilización y
reinserción del ELN, aun cuando
se pactó un nuevo modelo de
negociación en la Agenda de
México.
Queda demostrado que,
en medio del acuerdo
de CFBNT, las Fuerzas
Militares y las instituciones
g u b e r n a m e n t a l e s
desarrollaron operaciones
de inteligencia militar
con perfidia, además de
operaciones encubiertas y de
Bandera Falsa, incumpliendo
lo firmado en la Mesa de
Diálogos, evidenciando la falta de
voluntad del Estado colombiano de
llegar a verdaderos acuerdos, que
permitan a Colombia transitar
hacia un horizonte de paz.